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El padre Reza

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LUIS F. SALAZAR WOOLFOLK

A fines de los años sesenta del siglo pasado, el padre Rodolfo Reza Palomares estuvo a cargo de Pastoral Juvenil en la Diócesis de Torreón, en una época en la que en diversas partes del mundo, los jóvenes se revelaban en contra del statu quo: La Primavera de Praga en Checoslovaquia, la Revolución de Mayo en Francia, el Movimiento Estudiantil en México. A partir del Movimiento de Jornadas de Vida Cristina, el padre Reza impulsó una red social de carne y hueso, entre los jóvenes de la Comarca Lagunera.

El Movimiento estaba dirigido a jóvenes de reciente ingreso a la educación superior, de todas las raleas sociales e ideológicas, cuando solo había dos alternativas: Las escuelas de la Universidad de Coahuila y del Tecnológico Regional de la Laguna. El Movimiento de Jornadas era una red sin estructura de organización, que reclutaba en forma indiscriminada a los participantes por invitación de persona a persona; los peces eran atrapados por esa red en la que permanecían en retiro absoluto durante tres días con sus noches, y después de una experiencia de choque, de profunda espiritualidad cristológica, pasaban al llamado "cuarto día", que implicaba el regreso a la normalidad cotidiana y el aprovechamiento para toda la vida, de la experiencia espiritual adquirida.

Egresados de las Preparatorias Venustiano Carranza, Centenario y Carlos Pereyra de Torreón o de la Dieciocho de Marzo y el Francés de la Laguna de Gómez Palacio, jóvenes de todo el espectro social y político desfilaban por el Movimiento de Jornadas de Vida Cristiana, participando en conferencias interactivas dictadas por jóvenes de su misma edad, que eran capacitados bajo un esquema de formación operado por el padre Reza. Ahí convivían en torno a la mesa de Cristo, el primogénito de un acaudalado comerciante de la Avenida Hidalgo, el vástago de un obrero de la Metalúrgica Peñoles y el hijo de un dirigente de la Unión de Sociedades Ejidales 40-69, la central campesina más radical del momento en la Laguna.

Esta forma de difundir la Palabra de Dios actuaba tendiendo puentes de comunicación, lo que atemperaba las diferencias, filias y fobias, que de manera natural se incuban en toda sociedad humana. El estilo del Movimiento de Jornadas y de Pastoral Juvenil en el Torreón de aquellos días, definen la trayectoria del padre Reza, cuyo desempeño maduró en una doble vertiente, como formador de laicos comprometidos y sacerdotes, y como pastor de almas en cargos parroquiales desde los cuales, promovió la vocación sacerdotal a través de su testimonio personal, bajo el principio según el cual, la palabra anima, pero el ejemplo arrastra.

Rodolfo Reza nació en 1939; su padre originario de Guadalupe, Zacatecas, fundó en Torreón un negocio de imprenta que aún perdura; su madre que le infundió el sentido religioso que lo llevó a consagrar su vida por la causa de Cristo, procede de una familia de Salamanca, Guanajuato, cuya dedicación a la fábrica y comercio de material deportivo, hizo época en nuestra región. En 1952 el padre Reza Palomares ingresó al Seminario Menor de Saltillo; cursó el Seminario Mayor en Montezuma, Nuevo México; fue ordenado sacerdote en 1965 y trabajó en la Diócesis de Torreón hasta el fin de esa década.

En 1970 nuestro personaje fue enviado al Seminario Superior de Ciudad Juárez, Chihuahua, en donde trabajó diez años en la formación de sacerdotes de la región centro norte de nuestro país, cuya estancia aprovechó para estudiar Psicología, en la Universidad de Texas en El Paso. De regreso a Torreón en 1980, pidió ser destinado al trabajo pastoral entre los más pobres, en la parroquia de Concordia, Coahuila, hasta el año 2001, en que fue nombrado Rector del Seminario de Torreón en donde fungió otros diez años.

En 2011 el padre Reza fue enviado a la parroquia del Inmaculado Corazón de María, en el contraste social que ofrecen las Colonias Torreón Jardín y Lucio Blanco, y de 2014 en adelante atendió las necesidades espirituales de sus propios hermanos sacerdotes, como encargado de Pastoral Presbiteral de la Diócesis. El padre Reza al igual que San Pablo, dio la lucha en el buen combate y alcanzó la meta; dejó este mundo la semana pasada, pero lo cierto es que está vivo y por la Gracia de Dios a quien ofrendó su existencia terrena, goza del premio que le fue anunciado.

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