Después de mil trabajadores enfermos y seis muertos, la planta de carne debió cerrar temporalmente. (INTERNET)
Gerentes de una planta de carne en Iowa, Estados Unidos, están siendo acusados de apostar cuántos de sus empleados enfermarían de COVID-19, luego de deliberadamente saltarse todas las medidas sanitarias recomendadas para evitar la infección.
A finales de abril pasado se presentó el primer fallecimiento por coronavirus de un trabajador, Isidro Fernández. Otros cinco empleados de esta planta de procesamiento de carne de cerdo de la corporación Tyson Foods, ubicada en la ciudad de Waterloo, fallecieron también; no obstante, los supervisores mantuvieron las instalaciones abiertas sin proporcionar las protecciones necesarias a sus empleados.
Fue hasta que el número de contagiados llegó a mil que la compañía decidió cerrar temporalmente la planta. Entonces Óscar, el hijo de Isidro Fernández, puso una demanda por homicidio culposo.
"A pesar de un brote incontrolado de COVID-19, Tyson requirió que sus empleados trabajaran muchas horas en condiciones de hacinamiento […] Tyson no proporcionó el equipo de protección personal adecuado y no implementó suficiente distanciamiento social o medidas de seguridad para proteger a los trabajadores del brote", dice Óscar.
El 11 de noviembre se presentó una queja con nuevas acusaciones, que dicen que los gerentes de la empresa apostaron sobre cuántos trabajadores contraerían el virus. Según el Washington Post, uno de los gerentes "organizó un grupo de apuestas en efectivo, donde 'el ganador se lo llevaría todo', para que los supervisores y gerentes apostaran sobre cuántos empleados darían positivo por COVID".
Gary Mickelson, portavoz de Tyson Foods, dice que ya hay nuevas medidas de precaución en las instalaciones, aunque se negó a hablar de la demanda. "Nos entristece la pérdida de cualquier miembro del equipo de Tyson y simpatizamos con sus familias. Nuestra principal prioridad es la salud y la seguridad de nuestros trabajadores", recalcó.
