¿Cuántas veces nos sentimos perdidos? ¿Cuántas veces nos quedamos atrapados en nuestros pensamientos, en momentos obscuros, difíciles? ¿Nos hemos reencontrado? ¿Qué he aprendido de estas etapas?
El pasado mes de octubre, nos acompañó en el programa el abogado y surfista Matías Danilo Basso, quien nos cuenta su increíble historia de cómo quedó atrapado por la pandemia en las playas de Costa Rica.
Voy a atreverme a compartir un escrito de autoría de mi gran amigo publicado en Instagram, donde refleja su vivencia durante esta pandemia en Costa Rica.
Dispuesto a pausar
La dinámica del ajetreo
Con intenciones de surfear
En el mes de febrero
Conocí Santa Teresa
Y en ella, a mi nuevo yo
En una nueva familia
De destacables compañeros
Constituida por personas
Como Gabriel, Ricardo y Mateo
Frente a sucesos mundiales
Que obligaron al encierro
Y una pandemia desatada
Que puso en jaque al mundo entero
Bajo la sombras de dos palmeras
De un originario pueblo pesquero
Sobre un estrecho sendero
Con exuberantes cocoteros
Me encontré aterrizando
Un "domingo de habanero"
Deseoso por aires nuevos
Y provisto de ilusiones
Por los tiempos venideros
Un creciente entusiasmo
Fue forjado con esmero
Inmerso en el deseo
De conocer y explorar
Este pequeño pueblo surfero
Nutrido por una infancia
De chacareras y cencerros
De costumbres arraigadas
Como almuerzos de corderos
Siestas bajo un limonero
Cabalgatas por la escarcha
En alpargatas o botas de cuero
Eternos atardeceres
Y fogones de materos
Acompañados de folklore
Payadores y guitarreros
Coronados en la estampa
De llanos campos pamperos
Pasando por extensas jornadas
De trajes, corbatas, y tipeo
Una noche de desvelo
Me invito a repensar
Que siendo forastero
Lejos de mis tierras
(Las tierras del hornero)
En la selva y sin más luz
Que dos ojos verdes
Alumbrándome como lucero
Mis esquemas se movieron
Y que todas esas costumbres
Poco a poco se sustituyeron
Ello quedó evidenciado
Un despertar mañanero
Que luego de cumplir
Con el típico ritual yoguero
A la hora entrar al mar,
Fui de todos, el primero
Donde mis entrañas,
Como pulpa se estrugieron
Por sentir una inmensa alegría
De aquel vertiginoso primer dropeo
Como se recuerdan las victorias
Materializadas en trofeos
Y un corazón encendido
Como chispa en un bracero
Con la memoria de camarero
En un pacto de caballeros
Recordaré del sabio mar
A sus discursos de consejero
Que expresados en olas
Con dientes de espuma
Y labios de cielo, color fuego
No supimos decir adiós
Fue un simple hasta luego
La magia de tu comunidad
constituirá siempre mi anhelo
Muchas Gracias Santa Teresa
Llegué roto,
Me vuelvo entero.
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