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Responsabilidad frente al COVID

Sin lugar a dudas

PATRICIO DE LA FUENTE
"El noventa y nueve por ciento de todos los fracasos provienen de personas que tienen el hábito de poner excusas".— George Washington

Al pan, pan, y al vino, vino. Con franqueza y consciente de la gravedad que supondría el no tomar acciones inmediatas, Angela Merkel, canciller de Alemania, anunció una serie de medidas restrictivas ante la segunda oleada de COVID. Han hecho lo propio otros gobernantes europeos, como Emmanuel Macron, y seguramente veremos más casos de países que nuevamente entrarán en una etapa de confinamiento total o parcial.

Cierto, México dista de ser una economía de primer mundo que pueda darse el lujo de un segundo cierre masivo y restricción de actividades -menos aún en diciembre- pero mucho podríamos aprender de una Merkel capaz de emprender acciones impopulares sin importar si ello repercute o no en su capital político e índices de popularidad.

Ojalá en vez de extraviarse con interminables soliloquios, cálculos políticos, mentiras, contradicciones y lugares comunes, nuestros gobernantes llamaran a las cosas por su nombre, dejaran de querer politizar a la ciencia y se abocaran a enfrentar la crisis sanitaria.

De nada sirve rehuir nuestra circunstancia, pretender adornarla o minimizarla. Basta ver lo que seguramente ocurrirá en Estados Unidos a días de la elección para advertir lo fatídica que puede resultarle la omisión a un mandatario no solo en términos de pérdida de vidas, sino también electoralmente hablando.

Si Donald Trump pierde la Casa Blanca, como todo indica, en gran medida habrá sido gracias a su torpe manejo de la pandemia y por haberle mentido descaradamente a la nación.

Partiendo de cifras oficiales, ayer rebasamos los noventa mil muertos por COVID 19 en México. Dicha estadística irá al alza porque muy pocos países, mucho menos el nuestro, supieron elaborar la hoja de ruta infalible para luchar contra una de las peores pandemias de la historia reciente.

Cada nación posee una realidad distinta, sin embargo, sobre los hechos científicos que obligaban a la aplicación masiva de pruebas, en México parece haberse privilegiado el salvaguardar la popularidad del Gobierno sobre cualquier otra consideración. Basta con acudir a la hemeroteca: ahí encontraremos el cúmulo de medias verdades, mentiras y contradicciones en las que ha incurrido Hugo López-Gatell. Ello basta y sobra para descartarlo por completo como un interlocutor válido y confiable en materia de salud.

No olvidemos, además, que Gatell ignoró y se mofó de las recomendaciones que hicieran 6 extitulares del ramo. Somos, entre los 36 países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la nación que realiza menos pruebas de detección del COVID-19.

Esto está lejos de terminar, hay que aprender a vivir con ello. Nos esperan más meses difíciles y angustiantes que pondrán a prueba nuestra capacidad de autocontrol y responsabilidad personal. No obstante éxitos y múltiples desatinos por parte de la autoridad a sus tres niveles, queda apelar de nuevo a que cada uno sepamos comportarnos como adultos y hacer lo que nos toca, y sí, implica grandes sacrificios en todos los órdenes.

El confinamiento no ha sido sencillo porque los seres humanos no estamos diseñados para existir bajo condiciones de aislamiento y reclusión. Perder a un ser querido y sabernos vulnerables frente a lo intangible es dramático, difícil de procesar. Aunado a las repercusiones económicas y anímicas que trajo la pandemia, nuestra salud mental e instinto de supervivencia también son puestos a prueba de la forma más violenta e inesperada.

Noviembre y diciembre invitan a recordar a nuestros muertos y a reunirnos con la familia, amigos y seres queridos. Estamos ávidos y necesitados de un respiro, de volver a sentirnos libres y disfrutar.

Queremos cerrar este capítulo tan dramático llamado 2020, nos llama el ánimo decembrino a la vuelta de la esquina. La tentación de volvernos a abrazar es enorme, casi insoportable. Sin embargo, ante el preocupante incremento de contagios en ciernes, queda apelar a la responsabilidad y libre albedrío de cada uno y entender que este fin de año será muy distinto a lo acostumbrado. Además de la profunda reflexión que 2020 amerita, estos dos últimos meses reclaman un ejercicio de contención y autocontrol por parte de cada uno de nosotros. No podemos, so pretexto de las fiestas decembrinas, bajar la guardia en ningún momento.

El virus sigue ahí. Que no se nos olvide.

Twitter @patoloquasto

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