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La antigua avenida Morelos de Torreón

Durante la primera mitad del siglo XX, residir en la avenida Morelos equivalió a adquirir un estatus de distinción social

Intersección de la avenida Morelos y calle Zaragoza, viendo hacia el oriente. El edificio de dos pisos que aparece a la izquierda todavía existe. Año 1925. (CORTESÍA)

Intersección de la avenida Morelos y calle Zaragoza, viendo hacia el oriente. El edificio de dos pisos que aparece a la izquierda todavía existe. Año 1925. (CORTESÍA)

DOMINGO DERAS TORRES

A finales de 1898, la entonces Villa del Torreón ya lucía calles donde a lo largo de sus aceras se habían construido casas, oficinas y locales comerciales que le daban un perfil de importante comunidad. Por aquel entonces, esas arterias carecían de nombres.

Para identificarlas, se acordó asignarles denominaciones. Serían 12 calles y ocho avenidas las que llevarían los nombres de personajes de Coahuila y de héroes de la Independencia y la Reforma. A una de ellas, muy principal que arrancaba del barrio del Torreón Viejo y terminaba en la Alameda Zaragoza, se le impuso el nombre del héroe insurgente José María Morelos y Pavón.

PRIMERAS OBRAS

El 1 de enero de 1923 ocupó por primera ocasión la presidencia municipal de Torreón, el saltillense Nazario S. Ortiz Garza, quien tenía el proyecto de embellecer la ciudad.

Una de las principales obras de su gestión fue crear con detalles de elegancia el Boulevard Morelos. El primer paso consistió en instalar el camellón central de esta arteria. Por aquellos entonces se le instituyó el afrancesado nombre de 'Boulevard Morelos', el que después cayó en desuso, para quedar definitivamente con su nombre actual de Avenida Morelos.

Los azarosos vendavales de la política serían adversos para Ortiz Garza, fue efímera su estancia en la alcaldía al ser depuesto y en su lugar quedó Eduardo L. Arellano, quien accedió a la presidencia municipal en noviembre de ese año de 1923.

INICIA LA PAVIMENTACIÓN DE TORREÓN

El crecimiento de Torreón era muy notable, nació un malestar social porque las calles no estaban pavimentadas y daban muy mal aspecto. Sus terrosas arterias le daban una fisonomía de "rancho grande" a pesar de que había sido elevada al rango de ciudad el 15 de septiembre de 1907.

El 12 de mayo de 1924 se reunieron en la presidencia municipal las autoridades locales que habían invitado a importantes representantes de la sociedad torreonense, urgía atender este problema. Los participantes constituyeron la Junta de Mejoras Materiales de Torreón, organismo que tendría como fin pavimentar las principales calles y quedaron designados como presidente y vicepresidente, los abogados duranguenses Joaquín Moreno y Sebastián Vera Olivas.

Para realizar tales obras de pavimentación fueron contratados los servicios de la firma internacional Willite Company, empresa que también abovedó el antiguo cauce del Canal de la Perla que atravesaba el centro de la ciudad; obstruía el tráfico y acumulaba pestilente basura.

LA INAUGURACIÓN DE LAS OBRAS

Al llegar el año de 1925, estaban descuidadas y suspendidas las obras de pavimentación de algunas calles de nuestra ciudad, entre ellas las del Boulevard Morelos donde en algunos de sus tramos no circulaban vehículos por los trabajos inconclusos.

En esa fecha ocupaba la presidencia de la Junta de Mejoras Materiales de Torreón, Plácido Vargas, quien pidió a la comunidad aportaciones económicas para concluir las citadas obras ante la cercanía de los elegantes festejos de la Feria del Algodón que se realizaron en el mes de septiembre de ese año. Vargas fue quien plantó las palmeras de la Morelos.

La convocatoria tuvo eficiente respuesta pública, los donativos fueron muy importantes y entre quienes los dieron figuraron Jesús Pámanes, Celso Garza González, Pedro Franco Ugarte, Mauro de la Peña, Aurelio Anaya, Julio N. Martínez, Julio Luján y el ingeniero Federico Cárdenas. Relevantes aportaciones dieron la Abastecedora de Aguas, la Compañía Metalúrgica de Torreón (hoy Peñoles) y la Compañía Jabonera La Unión.

El exalcalde Eduardo Guerra narra en su libro Historia de Torreón que el domingo 6 de septiembre de 1925 fue un día inolvidable para los torreonenses que presenciaron un desfile con engalanados carros alegóricos y se celebró una corrida de toros con cartel de lujo.

A las siete y media de la noche de ese día la reina de la Feria del Algodón, Elvira I, seguida de su elegante corte de princesas se dirigió al Boulevard Morelos. Sobre su camellón central y frente a la Plaza de Armas, estaba un arbotante donde accionó el switch que encendió el nuevo alumbrado público a lo largo de la remodelada arteria, ante la expectación y los aplausos de cientos de concurrentes.

DON NAZARIO EMBELLECIÓ EL BOULEVARD MORELOS

Nazario S. Ortiz Garza ocupó nuevamente la presidencia municipal al resultar electo para el bienio 1927-1928. Inmediatamente retomó su proyecto de años atrás de darle elegancia al Boulevard Morelos, su plan consistió en hermosear este paseo con estatuas, jarrones y una fuente al final de su trayecto en la Alameda Zaragoza. Para ello contrató los servicios del escultor de origen catalán Fernando Toriello, residente en la Ciudad de México. Llegó a Torreón en 1926.

En su sitio de internet titulado Batallas en el Desierto, el historiador Ilhuicamina Rico escribió que Toriello fue maestro de la Escuela Nacional de Bellas Artes en la capital mexicana, instaló su taller en Torreón por la calle Ramos Arizpe frente al Hotel Iberia entre las avenidas Hidalgo y Juárez. Allí realizó los trabajos escultóricos que le encomendaron.

El empresario Aurelio Anaya donó una estatua en mármol a la que se le llamó la Lira Rota. Las estatuas y jarrones que se montaron en el Boulevard Morelos se hicieron a base de un material artificial que les daba un aspecto pétreo, equivocadamente se ha afirmado que eran de piedra tallada.

Referente a la estatua de El Pensador que fue instalada en la parte central de la fuente de la Alameda Zaragoza, hace décadas yo escribí un artículo donde encontré el dato que esta escultura fue obsequiada a Torreón por la fábrica de cigarros El Buen Tono de la Ciudad de México; arribó a nuestra ciudad por vía ferroviaria. La fuente fue regalada por la Compañía Mexicana de Petróleo El Águila. El Pensador es una réplica de la obra maestra de Miguel Ángel que dedicó a Lorenzo II de Médici y que se encuentra en la Basílica de San Lorenzo, en Florencia, Italia.

Ilhuicamina Rico también anotó que fue el ayuntamiento presidido por Rodolfo González Treviño quien mandó retirar las estatuas y jarrones que estaban instalados a lo largo de la avenida Morelos; hecho acontecido en 1952.

ANTIGUAS FINCAS Y ALGUNOS VECINOS QUE TUVO EN EL SIGLO XX

Por las obras de embellecimiento de las cuales fue objeto, la avenida Morelos se hizo muy atractiva para las familias pudientes de Torreón. Señoriales casonas fueron levantadas por destacados agricultores, industriales, comerciantes y profesionistas para vivir con sus familias. La gran mayoría de esas fincas han sido derrumbadas.

Durante la primera mitad del siglo XX, residir en la avenida Morelos equivalió a adquirir un estatus de distinción social, todavía faltaban más años para la aparición de las colonias residenciales.

Andrés Eppen Ascherbornn edificó su residencia frente a la plaza principal en la Morelos en una de sus esquinas con la calle Valdés Carrillo, luego allí funcionó el Casino Español y años después fue demolida para edificar el Hotel Elvira que fue propiedad del gallego Fernando Rodríguez Rincón; le impuso el nombre de su esposa.

El Casino Alemán y el Club de Boliche funcionaron en una casona en la esquina noroeste de esta arteria en su intersección con la calle Cepeda, finca que cayó pulverizada por el pico y la pala para construir la desaparecida sucursal del Banco de México (hoy edificio municipal). El hacendado Jesús Pámanes también residió en la avenida Morelos.

En la primera mitad del siglo XX vivieron sobre esta importante calle las familias de origen español Martín Montes de Oca y Martín Borque, la segunda llegó procedente de Soria, España, en 1926. Habitó una casa ubicada en la avenida Morelos entre las calles Zaragoza y Juan Antonio de la Fuente. (Francisco Martín Borque. Investigación y proyecto de la Universidad Iberoamericana, Laguna. Varios autores. Edición de Miguel Ángel Porrúa. México. 2001).

El agricultor gallego-español, Fernando Rincón García, erigió por la Morelos su residencia que hoy se encuentra abandonada a un costado del Edificio Monterrey. Era primo hermano del ya citado hispano Fernando Rodríguez Rincón, que construyó el Hotel Galicia y su finca particular en una de las esquinas de la calzada Colón y avenida Abasolo, fue conocida como La Alahambra y pereció demolida. Rosario Rincón Regal, su hija, me narró que esas tres edificaciones las realizó el mismo constructor.

Antaño cumplieron sus actividades educativas en la avenida Morelos el Colegio Modelo y el Colegio Cervantes. El primero perteneció a la maestra Elvira Vargas y el segundo fue fundado el 10 de marzo de 1940 por los profesores españoles Antonio Vigatá Simó, Pablo Farrús, Mario Aleixandre, Antonio Antolín y Ricardo Pons. El extinto Colegio Jesús María, a principios del siglo pasado, estaba ubicado en la esquina noroeste de la multicitada arteria y la calzada Colón.

En su libro Catálogo de Extranjeros, la investigadora Elisa Gutiérrez Galindo destaca que fue muy notoria la presencia de españoles avecindados en la avenida Morelos, aquí cito a varios de ellos: Gregorio Iglesias Iglesias, Jaime del Cueto Folgueras, Luis Espada Cadierno, José García Rendueles Montolo, José Haro Santiago, Juan Bautista Jover Sansano, Perfecto López Lamberta, Ángel Urraza Saracho, Julio González Antón y Pedro Valdés Fernández.

De los primeros notarios públicos que existieron en Torreón y vivieron por la Morelos figuran: Juan Casillas García, Jesús María del Bosque Rodríguez, Sebastián Vera Olivas y Agustín Saldaña Sánchez, quienes a un lado de sus oficinas tenían sus hogares.

Y de las antiguas familias que radicaron por esta centenaria avenida de Torreón, recordaremos las siguientes: Torres Duarte, García Garza, González Treviño Haces, Tueme Dieck, Saldaña Sotomayor, López Lena, Camil Garza, López Sosa, Siller Vargas, Finck Martínez, Garza Morales, Madrid Faya, De la Fuente, Beltrán del Río, González Navarro, Navarro de la Garza, Enríquez y el periodista Antonio de Juambelz y Bracho.

Durante la segunda mitad del siglo XX, sobre esta añeja avenida funcionaron con éxito inolvidables negocios como los restaurantes Los Globos, La Calesa, El Dragón de Oro y El Cairo, la Casa de Música Saldívar Tapia, El Mago de los Relojes, Café Mapp, Pesolandia, las panaderías La Giralda y La Marquesa, Garza Hermanos (agencia automotriz), Zapatería Gina, Wagons Lits Cook (agencia de viajes), Deportes Román, Hertz (renta de autos), Algodonera Comercial Mexicana, Chácharas y Juguetes, las librerías Renacimiento, Faedo y De Cristal, Peluquería Adel, Fotografía Sosa, Mueblería Colasa, botica y cafetería Benavides, Farmacia Madrid, Copias Astrain, Fotografía De Llano, los hoteles Río Nazas, Del Paseo y Palacio Real.

1924

FUE EL AÑO

en que se constituyó la Junta de Mejoras Materiales, organismo que tendría como fin pavimentar las principales calles.

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