Nunca hemos tenido gran simpatía por los debates políticos por televisión por la sencilla razón de que la imagen y la capacidad de oratoria terminan por imponerse a la inteligencia y al conocimiento.
Así ha pasado en infinidad de debates a lo largo de la historia, incluso en México donde ya vimos que la labia y la vagancia política del actual presidente nos impidieron ver sus carencias como gobernante.
No obstante, es mejor que existan debates porque enriquecen la democracia y porque algún día -así lo esperamos-se conseguirá un formato que permita a los votantes conocer de cuerpo entero a los candidatos a cargos de elección popular.
En Estados Unidos los debates han decidido varias elecciones presidenciales. Relatan los expertos que la cerrada victoria de John F. Kennedy sobre el experimentado Richard Nixon en 1960 se debió en buena medida al carisma e imagen juvenil que proyectó Kennedy cuando dos candidatos presidenciales discutieron por primera vez en un programa televisivo.
Analistas dijeron además que la noche del debate Nixon no alcanzó a rasurarse y que su cara oscura afectó negativamente la decisión de muchos electores.
Viene a cuento lo anterior porque el debate del pasado martes entre los aspirantes Donald Trump y Joe Biden resultó un fiasco por no decir que un espectáculo grotesco que nada tuvo que ver con la política de altura.
La manera que riñeron y se insultaron, la forma de interrumpir a sus interlocutores -especialmente Trump-dejó mucho que desear entre los televidentes de Estados Unidos y el mundo que siguieron paso a paso la transmisión por televisión y redes sociales.
A pesar de la expectativa que existía por el primero de tres encuentros, la audiencia llegó a 73.1 millones de televidentes lo que significa una baja del 13 por ciento con respecto al debate del 2016, entre Hillary Clinton y Trump.
Fue tan caótica e irracional la actuación de los candidatos que ni el propio moderador -el periodista Chris Wallace de Fox News-logró poner orden en el foro de Cleveland, Ohio.
Por cierto, la Comisión de Debates Presidenciales anunció que realizará cambios en el formato y que planea instalar un mecanismo para apagar el micrófono de quien interrumpa el debate.
Hasta el momento los especialistas no han podido decir quien ganó el debate porque en primer lugar no hubo tal y en segundo lugar los dos candidatos cayeron en el juego sucio de atacarse y desacreditarse sin la menor ética política.
Trump sostuvo que Hunter -el hijo de Biden-fue dado de baja de la Fuerza Naval por su adicción a la cocaína y que realizó negocios en Ucrania y en China gracias a la influencia de su padre entonces vicepresidente.
Biden perdió la calma en un par de ocasiones ante los ataques de Trump, en una ocasión le dijo "¡hombre, te puedes callar! y en la segunda acusó al neoyorquino de ser el peor presidente en la historia de Estados Unidos.
Trump tuvo su peor momento cuando no pudo deslindarse con claridad de los grupos supremacistas de Estados Unidos y se vio provocador cada vez que interrumpía a Biden y al moderador Wallace.
Todo supone que a Trump le funcionó su estrategia de incomodar a Biden e impedir que presentara sus planes de gobierno y así disminuir los votos a favor del demócrata.
A estas alturas lo que pretenden los republicanos es desalentar a los votantes indecisos y tratar de ganar la elección con la base de simpatizantes de Trump como ocurrió en el 2016.
Será sumamente interesante esperar los dos debates restantes que se llevarán a cabo los días 15 y 22 de octubre. Habrá un debate más de los candidatos a la vicepresidencia, Kamala Harris y Mike Pence, el próximo 7 de octubre.
ADIÓS A QUINO
Causó tristeza y nostalgia la muerte de Joaquín Salvador Lavado, conocido como Quino y quien fue el autor de la popular Mafalda. El argentino falleció a los 88 años de edad luego de una larga carrera de escritor, ilustrador y humorista. Su mayor creación fue sin duda Mafalda que inició como una tira cómica en un diario argentino y que al paso del tiempo fue reproducida en libros y periódicos en 27 idiomas. Aquí una de las frases célebres de Quino a través de Mafalda: "Lo ideal sería tener el corazón en la cabeza y el cerebro en el pecho. Así pensaríamos con amor y amaríamos con sabiduría". Descanse en paz.
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