Cultura

Movimiento del 68

Una mirada literaria del 68

Existe una vasta obra que retrata aquel 2 de octubre

El Movimiento del 68 en México (que se liga a la matanza de Tlatelolco) no fue la excepción para no ser abordado desde un tratamiento literario, y actualmente se puede acceder a una vasta obra que retrata, a partir de diferentes ángulos y géneros, aquel 2 de octubre que, 52 años después, sigue representando una llaga abierta para la sociedad mexicana. (ESPECIAL)

El Movimiento del 68 en México (que se liga a la matanza de Tlatelolco) no fue la excepción para no ser abordado desde un tratamiento literario, y actualmente se puede acceder a una vasta obra que retrata, a partir de diferentes ángulos y géneros, aquel 2 de octubre que, 52 años después, sigue representando una llaga abierta para la sociedad mexicana. (ESPECIAL)

DANIELA CERVANTES

La palabra escrita siempre ha representado ser un arma eficaz para que los hechos históricos o momentos de trascendencia de alguna nación no sean enterrados junto con la memoria de quienes los vivieron en carne propia. Pluma, papel y una mente interpretativa, son elementos que entran en acción para intervenir hojas que, a través de los ojos de los lectores, resucitan momentos que por consecuencia son nombrados de nueva cuenta y por ende no olvidados.

El Movimiento del 68 en México (que se liga a la matanza de Tlatelolco) no fue la excepción para no ser abordado desde un tratamiento literario, y actualmente se puede acceder a una vasta obra que retrata, a partir de diferentes ángulos y géneros, aquel 2 de octubre que, 52 años después, sigue representando una llaga abierta para la sociedad mexicana.

Porque aunque en aquel tiempo la prensa fue silenciada y tergiversada, del dolor y la necesidad de justicia emergieron las plumas de algunos intelectuales que no dudaron en desgastar su tinta para escribir de la matanza y de la rebelión que tuvo que nacer y morir para generar un eco en un país donde un gobierno represor se imponía ante cualquier acto que lo contradijera.

"La literatura propagó entonces y desde entonces, lo que la crónica periodística, amordazada por la autocensura convencional, no pudo consignar en las páginas de la historia", afirmó hace seis años el periodista y escritor Mario Trejo González en una entrevista para un medio nacional. Él mismo propuso en el compendio El movimiento popular estudiantil de 1968 en la novela mexicana, una forma de acercarnos a este deplorable hecho.

La resonancia literaria es seguro que tomará su rumbo y más libros se seguirán gestando, porque entre las nuevas generaciones es casi un hecho que a alguien, que rescató la memoria del nombrado movimiento del 68 a través de las palabras de otros, le nazca una férrea necesidad de abordar con sus palabras e ideas la tarde en la que en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco llovieron, literalmente, balas.

Así, novelas, ensayos, poemas o cuentos se proseguirán tecleando para sumarse a la propuesta literaria ya existente que gira en torno a ese año en el que el país se manchó de sangre.

Plumas como la de Julio Sherer, Carlos Monsivaís, Jorge Volpi, Octavio, Paz, Jaime Sabines y José Emilio Pacheco, entre muchas otras, se han descargado sobre el papel para ofrecer una mirada y un acercamiento literario de esta masacre que hoy cumple 52 años de acontecida.

En esta ocasión, debido al espacio, sólo nos adentraremos a la propuesta de dos autores; una en la que con evidente maestría narrativa, la escritora Elena Poniatowska, con base a testimonios, rescata en La Noche de Tlatelolco parte fundamental del movimiento estudiantil. Asimismo José Revueltas tomará su lugar en este texto por su propuesta literaria México 68-Juventud y revolución, compendio redactado por el alma de un militante que vivió en carne propia la persecución y incluso la encarcelación.

VISIÓN DE DOS OBRAS

Sin duda, unos de los libros más emblemáticos sobre los acontecimientos de 1968 es La noche de Tlatelolco (1971) de Elena Poniatowska. En una entrevista otorgada a CNN en 2018, Elena relata que la historia de esta obra se remite precisamente al 2 de octubre de ese año. Eran las ocho de la noche y la dramaturga María Alicia Martínez Medrano llamó a Elena Poniatowska para notificarle: "¡Tienes que venir a Tlatelolco! Ahora mismo hay zapatos tirados en el suelo, hay sangre en las paredes, están los elevadores perforados por tiros. Aquí es el caos, es una tragedia enorme".

Pero Elena no podía ir al lugar porque en ese momento se encontraba amamantando a su hijo Felipe. Así que acudió alrededor de las cinco de la mañana del día siguiente y su mirada capturó un paisaje después de una batalla: "Tanques, soldados, sangre en los zapatos, no habían quitado nada".

Elena se dedicó a recaudar testimonios sobre lo acontecido. Visitó la prisión Lecumberri y habló con estudiantes y dirigentes del movimiento. El resultado fue un libro coral, donde las voces emergen del silencio y se reparten en dos secciones: la primera relata los días previos a la matanza y la segunda narra el terror que vivieron los testigos aquella noche, justo después de que una bengala verde lanzada por un helicóptero fuera la señal para desatar una orquesta de disparos entre el Ejército Nacional y francotiradores posicionados en diferentes edificios del sector habitacional.

La noche de Tlatelolco pudo ser publicado por la editorial Era sólo hasta terminado el mandato de Gustavo Díaz Ordaz.

No obstante, años más tarde, en 1997, el periodista Luis Gónzalez de Alba acusó a Poniatowska en la revista Nexos de haber tergiversado los testimonios incluidos en la obra de González, titulada Los días y los años (1971), relatos que él había donado con toda confianza a Elena. En la columna titulada Para limpiar la memoria, González hace una revisión a fondo de los errores en La noche de Tlatelolco.

Otra obra sobresaliente es México 68. Juventud y Revolución del escritor duranguense José Revueltas, quien desde el inició se empapó de la ideología revolucionaria de los estudiantes. Para él la revolución no debería solo pensarse, sino también vivirse.

Revueltas tenía entonces 53 años y ya era un escritor reconocido. En ese año trabajo con el comité de los juegos olímpicos de México 68 redactando folletos sobre el evento. Tras los disturbios del 26 de julio contra los estudiantes, Revueltas presentó su renuncia a manera de protesta.

Enseguida, Revueltas se plantó en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Era común que los estudiantes vieran al escritor en los pasillos de la institución, anotando sus ideas sobe el movimiento. Fue así un protagonista y militante que reunió su impresión de los sucesos acontecidos.

México 68. Juventud y Revolución reúne notas, vivencias, diarios donde se narran sus mudanzas forzadas tras ser llevado a la clandestinidad y su estancia en prisión, donde al momento de declarar se culpó de todo el movimiento, para en un acto algo inocente pretender que exoneraran a los estudiantes detenidos.

La narrativa de los sucesos del 2 de octubre aborda también las venas de otras obras importantes como El 68: La tradición de la resistencia de Carlos Monsiváis o La imaginación y el poder. Una historia intelectual de 1968 de Jorge Volpi.

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Escrito en: Movimiento del 68 Tlatelolco

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