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El río San Rodrigo continúa bajo presión

A la ciudadanía

GERARDO JIMÉNEZ GONZÁLEZ

Hace algunos años en esta columna escribimos acerca del río San Rodrigo, de la presión que sufre por las empresas que extraen materiales pétreos de su cauce, en una clara intervención devastadora porque no solo extraen piedras, sino que también desplazan y eliminan vegetación ribereña que surge con el flujo del agua, modifican el cauce y otras acciones destructivas que han alterado la estructura y funcionamiento de ese ecosistema ripario.

Cinco empresas dedicadas a proveer materiales pétreos para la industria de la construcción y otras para las que las que son insumos de sus procesos productivos, mismas que por alguna razón han evadido regulaciones normativas y políticas públicas que les limitan su actividad extractiva. Las acciones gubernamentales de las dependencias oficiales ambientales no logran frenar dichas actividades, siendo ya varios kilómetros devastados.

Este río, que nace en la sierra del Burro y atraviesa un territorio del norte del Estado de Coahuila hasta desembocar en el transfronterizo río Bravo/Grande, ha sido uno de los sitios locales que proveen parajes de belleza escénica, albergan una biodiversidad propia del área y proveen de otros servicios ambientales que se están perdiendo por esa intervención desafortunada de la mano del hombre.

Contrario a la tendencia mundial de recuperar los ríos del planeta, particularmente aquellos que en el entorno de su cauce propiciaron la creación de asentamientos humanos, a unos por haberlos contaminado u otros por haberlos desecado (en este lugar que tiene como principal centro urbano a la ciudad de Piedras Negras), se lleva a cabo un evento contrario, prácticamente se está destruyendo un río.

En este lugar, como en otros que fluyen a través de las extensas zonas áridas del norte de México, el río San Rodrigo es símbolo de identidad local, a través de la historia de los pobladores de estos municipios les ha proveído agua y todo lo que implica de vida asociada a ella, les ha permitido desarrollarse y constituye parte de los valores que configuran esa identidad. Sin embargo, ante una omisión gubernamental y de la propia sociedad local, se está permitiendo, no sin una tenaz oposición de un grupo de ciudadanos residentes en Piedras Negras, la continuidad de dichas actividades extractivas realizadas por empresas que solo ven la riqueza natural como un insumo o mercancía.

Los Amigos del río San Rodrigo, que con el puro nombre muestran la intención de construir una relación amigable con él, se llama el grupo de ciudadanos que denuncian la destrucción que sufre y se involucran en las gestiones para frenar la presión que enfrenta. Tanto el río como el grupo de ciudadanos que le conforman, están siendo conocidos más allá de aquel extremo mexicano del desierto Chihuahuense, por convicción se han convertido en ambientalistas o conservacionistas genuinos y respetables. Quieren recuperar su río.

Los laguneros somos una población que surge en las márgenes de uno de los ríos más importantes que fluyen por el territorio nacional de esta ecoregión, el río Nazas, con su acompañante, también importante, el río Aguanaval, que sabemos de la historia de destrucción de ríos a los cuales hemos intervenido de maneras desafortunada para la naturaleza, como para nosotros mismos. Nosotros desecamos la parte baja de estos ríos al construir presas en las partes media y alta de la cuenca,a través de sus cauces a los que convertimos en canales de riego agrícola. Vimos el progreso económico pero no el deterioro ambiental que este traía consigo.

Por eso los laguneros que nos enteramos de lo está sucediendo con el río San Rodrigo de inmediato nos solidarizamos con los ciudadanos y funcionarios de gobierno que han convertido su esfuerzo por detener la devastación que sufre, en una empresa de vida, en un ejercicio por reconstruir una relación más cordial con este ecosistema ripario, para recuperarlo. Ojalá las empresas entiendan, por acción propia o por la coacción que sobre ellas se ejerza, que deben buscar otras fuentes de provisión de materiales pétreos donde no se presenten este tipo de impactos o que estos sean debidamente regulados.

Quienes queremos recuperar nuestros ríos locales, vemos el esfuerzo que realizan los Amigos del río San Rodrigo como un ejercicio ciudadano que debemos apoyar y, ojalá ciudadanos de Piedras Negras y otros municipios y comunidades aledañas que se benefician con los servicios recreativos y ambientales que les provee, se sumen a ese esfuerzo para que, en primer término, se frene la actividad extractiva y posteriormente se realicen acciones de remediación y restauración sobre las partes perturbadas de ese ecosistema. Y que ahora sí, las entidades de gobierno ejerzan y apliquen las facultades que les otorga la legislación para cumplir ese objetivo.

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