Columnas Social

PEQUEÑAS ESPECIES

Mhía y el abuelo

M.V.Z. FRANCISCO NÚÑEZ GONZÁLEZ

"Mhía" es una perrita pastor malinois, estaba a punto de tener a su segunda camada, debido a sus genes, afloró con un carácter inteligente, afectuoso, fiel, obediente y excelente guardián, por su naturaleza de pastor belga o malinois, tiene la necesidad de dar largos paseos para estar en forma, de color rubio carbonada y su característica máscara negra en el rostro.

Una mañana el abuelo de Javier dueño de Mhía, a quien quería entrañablemente y que siempre había manifestado amor y respeto hacia todos los animales, había enfermado de gravedad y debido a su estado de salud, fue ingresado al hospital de la localidad. Al día siguiente después de haber sido internado el abuelo, Mhía había tenido una camada de seis hermosos y regordetes cachorros. La nueva familia se encontraba en perfecto estado de salud, y como la vez anterior que había sido madre, se encontraba haciendo las labores cariñosas y responsables de amamantar, limpiar y darles calor a sus crías. El abuelo se encontraba bastante inquieto, no por su estado de salud, sino por el de Mhía, no hacía más que preguntar si la perrita ya había parido, si se encontraban bien todos, si tenían el alimento suficiente tanto la madre como los cachorros. Dos días después de que el abuelo había ingresado al hospital, no se pudo contener más y mandó a uno de sus hijos para que fuera a revisar a Mhía, porque pensaba que había quedado desatendida, ella era más importante que él, estaba realizando la labor divina de ser madre, y que él ya había realizado su tarea en esta vida, por lo tanto las atenciones debían de ser para la perrita. Pidió que revisaran si tenía el alimento suficiente, el agua fresca, su lugar limpio, porque pensaba que le hacía falta algo, incluso que fuera el veterinario a checar el estado de salud. Su hijo Pedro obedeció al pie de la letra, y encontró en perfecto estado de salud a Mhía y a sus seis adorados cachorros. Cuando volvió Pedro, después de realizar la tarea encomendada, se encontró que su padre había fallecido tranquilamente. Al día siguiente del funeral del abuelo, Mhía se comportaba de una manera muy extraña, jamás había abandonado a sus crías, solo lo necesario y ahora los abandonaba por dos a tres horas diariamente. Las escapadas de la perrita fueron constantes y a la misma hora, todo parecía extraño, inclusive se le llegó a reprender por dejar a sus crías, primero estaba su obligación de ser madre que sus paseos vespertinos. Mhía sabía que estaba siendo sorprendida y solo metía la cola entre las patas, ella cumplía con sus obligaciones sólo que los paseos estaban antes que sus crías, incluso quería justificar su ausencia con leves lloriqueos, pero aún Dios no les ha dado el don a los perros que el hombre tiene, "el habla". Un buen día, un amigo de la familia, les dijo que se había encontrado a Mhía en el cementerio desde el primer día que habían sepultado al abuelo, la noble mascota jamás había dejado de visitarlo. ¿Cómo se explican que ella sabía de la muerte del abuelo, y del lugar donde se encontraba sepultado?. Tal vez es debido al maravilloso instinto que Dios le otorgó al perro, para así compensar, los otros "atributos" que le obsequió al hombre.

Desde aquel día, en que se dieron cuenta de la noble acción de Mhía hacia el abuelo, que con su gran amor se había ganado el cariño de los animales. Desde entonces jamás el abuelo permaneció solo, y en vez de reprenderla, se le abraza y se recibe con gran ternura a su regreso.

[email protected]

Leer más de Columnas Social

Escrito en: pequeñas especies

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Columnas Social

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1745742

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx