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EL DON DE LA VIDA Y LA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA

ARTURO MACÍAS PEDROZA

La Iglesia de México se ha propuesto establecer diálogos constructivos con la ciencia, las autoridades civiles y diversos líderes sociales. Para ello ha publicado "La declaración Conjunta de los Señores Obispos de México sobre el Don de la Vida y la Dignidad de la persona Humana" fechada el 16 de julio pasado, con afirmaciones que manifiestan claramente la postura de la Iglesia ante la incultura de la muerte y su preocupación por las tendencias ideológicas que están buscando imponerse en el país.

La Iglesia es un factor capaz de influir en la reorientación de tendencias que están produciendo muerte, hambre y miseria; ante la desesperanza, no sólo da a conocer su postura a la población en general, sino también ahora la quiere hace llegar formalmente a autoridades, magistrados y legisladores.

Respaldada por una acción generalizada de las estructuras eclesiales, que sobre este tema estaban esperando un posicionamiento claro de parte del clero, da inicio a una campaña definiendo conceptos y dando argumentos contundentes para evitar incoherencias y deshacer ambigüedades de muchos cristianos que, ante el silencio que imperaba sobre este tema, coqueteaban con ideologías y errores a causa de la moda y de la influencia de la maquinaria publicitaria.

Ahora, apoyando a líderes naturales que esperaban ansiosos este golpe de timón, la Iglesia se convierte en una fuerza importante que los promueve y potencia con la organización de la Iglesia para realizar acciones que darán testimonio concreto de la aplicación de esta doctrina en la vida de la población, especialmente de la más necesitada o afectada por las tendencias de muerte que ha cobrado ya muchas víctimas.

De este modo la Iglesia no sólo propone argumentos teóricos expresados en este documento, sino además se declara a favor de acciones organizadas de ayuda y promoción concreta a las problemáticas de la cultura de la muerte como la atención a madres embarazadas, acompañamiento a personas que han abortado, formación a sus miembros, especialmente a jóvenes y adolescentes, protección contra la explotación y maltrato, defensa de la familia, de la dignidad de la persona y de la explotación de la mujer, entre otras.

Las acciones mencionadas, no sólo darán ayuda y testimonio coherente de las ideas cristianas resumidas en el citado documento, sino que además serán el mejor medio para mostrar su oposición a quienes pretenden seguir promoviendo las ideas contrarias a la vida y a la dignidad de la persona, apoyados con recursos internacionales e infiltrados en las fuerzas políticas, o en los poderosos medios de comunicación. La fuerza de la Iglesia mexicana, su organización y los valores que han formado un patrimonio intangible nacional, serán ahora una fuerza avasalladora que desenmascarará los intereses ocultos y los engaños envueltos en eufemismos.

Para quienes buscan detentar el poder, ante la cercanía de las elecciones del 2021, toda esta acción eclesial se convierte en una opción política en favor de la dignidad de la persona y de la promoción de la vida y de quienes la promueven, y por tanto un rechazo contundente contra quienes sean contrarios a ella. Esta opción política se hace una fuerza política que tendrá que ser tomada en cuenta.

Se ha comprobado en nuestro país que los relatos religiosos son poderosos y pueden ser instrumentos útiles para la manipulación del pueblo; pero ahora, liberados de intereses mezquinos y revestidos de verdad y de una auténtica religiosidad liberadora y salvadora, se pueden concretizar en opciones políticas en favor del auténtico bien común; de un México en favor de la vida. Entonces el "viva México" no será sólo un grito patriotero sino un "fiat", unido al creador.

No hablamos de un papel, sino de una "declaración conjunta de los obispos mexicanos"; como una declaración de guerra con acciones contra todo lo que se opone a la vida, a la vida humana en plenitud y a la dignidad de la persona humana. La importancia pues radica en la acción que promueve. Acción de la Iglesia, de los cristianos, de sus pastores; anuncio de que trabajaremos en esta línea y estaremos actuando conforme a esta situación dando frutos, salvando vidas, hablando no sólo del aborto sino con quienes abortan, no argumentos sino diálogo de vida con quienes han sido "contagiados" con ideas de muerte, no sólo dar a conocer el documento sino hacer vivencia del Dios que da vida en abundancia, sabedores que rescatar una vida es rescatar una familia y con ella a una sociedad.

Los funcionarios tendrán que ver que ya estamos actuando y hablando, resolviendo problemáticas de una sociedad y serán invitados a colaborar si quieren votos. Creemos y confiamos que nuestra sociedad puede cambiar.

La declaración enfrenta directamente ideologías, leyes, políticas y modas actuales y marca un cambio de rumbo con estrategias nuevas, ideas claras y acciones concretas y conjuntas. Hace un llamado a servidores públicos, artistas, representantes de la cultura, médicos, abogados y otros profesionales, a promover en corresponsabilidad la agenda social en favor de la vida, de la dignidad de la persona, del bien de la familia y del desarrollo de la sociedad. La Iglesia toma así el liderazgo para unificar fuerzas y crear contrapesos; liderazgo que tanto hacía falta en el país y que no se veía hasta ahora de donde pudiese venir. Los cristianos en México tenemos la oportunidad de reconstruir el país, con una participación propositiva.

Se recomienda recurrir directamente al texto original (Cfr. "Declaración conjunta de los Obispos de México sobre el don de la vida y la dignidad de la persona humana" www.cem.org.mx).

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