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Héroes

Diálogo

YAMIL DARWICH

Los humanos necesitamos héroes, sin embargo, los mexicanos no nos conformamos y buscamos elevarlos más allá, divinizándolos hasta hacer imposible imitarlos.

La Independencia de México fue peleada por héroes y antihéroes, muchos anónimos, otros borrados por "inconvenientes", según quienes escribieron la historia.

El dominio español es primer ejemplo; sin duda existieron grandes abusos iniciando con la demolición de los tres pilares culturales indígenas: el idioma, sus usos y costumbres y la religión. Así nació la etnia mexicana.

Cavilemos: Hernán Cortés, antihéroe conquistador, incluso mal pagado por sus connacionales; Moctezuma Xocoyotzin, idealizado, nos esconden datos de su vida, como sus gustos exagerados en cuestiones de comida y mujeres. Uno no tan malo y el otro no tan bueno.

La injusticia fue caldo de cultivo; recordemos que en 1540, sólo 362 -30%- de los 1,200 conquistadores tenían encomiendas y solamente 18 monopolizaban las más "productivas"; los demás obtenían de 150 a 200 pesos anuales. Hernán Cortés, poseía 27,000 vasallos fijos; Pedro de Alvarado, 20,000 y debajo de ellos, unos cuantos beneficiados por hacer "las américas".

De plano olvidamos el levantamiento de Martín Cortés Zúñiga -1565-, hijo "legítimo" del Conquistador, segundo "Marqués del Valle de Oaxaca", quien padeció represión; también a Martín Cortés Malintzín, bastardo de Cortés y la Malinche, torturado y desterrado.

Se repetía la historia del mundo: unos pocos gananciosos y los verdaderos guerreros excluidos de los beneficios de su esfuerzo.

No reconocemos a los hermanos Alonso y Gil González de Ávila, quienes quizá eran de los encomenderos y empresarios más ricos de su tiempo, condenados a muerte por insurrectos.

Todos, personas de carne y hueso, abusados, quienes deberían tener un espacio conocido y difundido en nuestra historia; sembraron la semilla de Independencia. Su defecto: ser criollos con sangre española: estigmatizados.

En ese ambiente de injusticia, la explotación y desacuerdos con el Virrey y sus cortesanos marcaban desigualdad extrema; la falta de oportunidades abono ánimos de lucha, dándose la independencia en cuatro etapas, -1810 a 1821.

La primera, con Miguel Hidalgo y el Grito de Dolores el 16 de septiembre 1810, desacreditado ante la superioridad clerical por su desobediencia, al defender a indígenas y pobres de las injusticias; organizó la resistencia al abuso virreinal.

Nos esconden sus particularidades humanas: la alegría por la vida, el gusto por la música -violinista-el baile -buen bailarín- y sus saraos vespertinos con entremeses culturales y profanos. Poco narran de sus errores militares que le llevaron a la captura, casi seis meses después de iniciada la revuelta, llevado prisionero a la ciudad de Chihuahua, juzgado, vejado y fusilado el 30 de julio del mismo año.

Recordemos que el Grito de Independencia, Hidalgo lo remata con la exclamación ¡viva Fernando VII!

De Allende, subrayan sus virtudes militares, pero nos esconden que estructuró un plan para envenenar al "bribón del cura" Hidalgo, acuerdo tomado con Aldama, Abasolo y Rayón. De lograrlo, imaginen la narrativa de la Independencia. El antihéroe: José María Calleja, definido como "militar brillante y entendido", pero satanizado por defender los intereses de España.

La segunda etapa, la guerra -1811-1813- cuando los independentistas llevan la delantera en triunfos, con la aparición de José María Morelos y Pavón, terminada en agosto 1813, con la batalla de Acapulco, del hoy estado de Guerrero.

Exdiscípulo de Hidalgo, recibió el adoctrinamiento de justicia social, tomando la guerra a su cargo, presentando en el Congreso de Anáhuac -1813- el documento considerado entre los textos más importantes de nuestra historia: Los Sentimientos de la Nación. Cuenta una leyenda que Napoleón Bonaparte, durante la campaña de 1812 dijo: "con cinco generales como Morelos, conquistaría el mundo".

Morelos, vivió el amor romántico -poco difundido- a los 35 años de edad, procreó con María Brígida Almonte, a Juan Nepomuceno Almonte; luego, contando 48 años, tuvo otro con Francisca Ortiz, llamado José Ortiz. Cuentan que un antiguo enamorado de Francisca, José Matías Carranco, casó con ella dando al menor su nombre, José Vicente Carranco Ortiz y narran que, al momento de apresar a Morelos, éste le saludó: - Señor Carranco, parece que nos conocemos.

La tercera representa el desconcierto independentista, con triunfos repetidos de Calleja, quien estuvo a punto de disolver la revuelta.

Entonces surge Vicente Guerrero, guerrillero, poco ilustrado, descrito por algunos autores como desalineado, firmando el Plan de San Luis (1821) con Agustín de Iturbide. Un gran hombre, sin él a Iturbide le hubiera sido difícil alcanzar la victoria final.

La cuarta etapa, entrada del Ejército Trigarante a la capital, con Agustín de Iturbide al frente, acompañándolo Vicente Guerrero -27 de septiembre 1821-. Cuentan que detuvo la parada militar para saludar a su amada. Fue el triunfador final, olvidado y desdeñado por los historiadores liberales. Su grave culpa: ser conservador.

Nosotros elevamos héroes a semidioses y pareciera que se nos pasa la mano. ¿Qué opina?

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