En el proyecto los investigadores realizaron una mezcla de agua destilada y glocerina para crear una sustancia parecida a las partículas expulsadas por las personas al toser y hablar. (YouTube)
La Facultad de Ingeniería y Ciencias Informáticas de la Universidad Atlántica de Florida (FAU) realizó un estudio y experimento para comprobar que los cubrebocas con válvula clínicos y caretas no cumplen ninguna función para proteger a la población del COVID-19.
En el proyecto los investigadores realizaron una mezcla de agua destilada y glocerina para crear una sustancia parecida a las partículas expulsadas por las personas al toser y hablar.
A través de una luz láser color verde, se pudo 'comprobar' que la careta sí cubre parte de estas partículas, pero la mayoría logra pasar por debajo y llegar al rostro de la persona.
Además, se evidenció que la saliva de los posibles portadores del virus COVID-19 pueden pasar por el cubrebocas, aunque sea en menor cantidad que si no se portara uno.
Con esto, se llegó a la conclusión que posiblemente el uso de estos accesorios podrían empeorar el contraer el virus, pues con el tiempo las partículas se pueden 'acumular' y propagar en diferentes zonas del cuerpo.
"Estamos viendo una tendencia creciente a que las personas sustituyan las máscaras de tela o las quirúrgicas normales por pantallas de plástico transparente o mascarillas con válvulas de exhalación", expresaron los responsables de la investigación, al asegurar que las caretas tienen un menor porcentaje de protección que cualquier otra máscara.