Columnas la Laguna

IBERO TRANSFORMA

LA TECNOLOGÍA DIGITAL EN TIEMPOS DE COVID

LUZ MARÍA LÓPEZ MEZA

La tecnología digital ha sido esencial en tiempos de pandemia para el funcionamiento de todas las actividades de la sociedad, así como de la economía. Las redes y la infraestructura de comunicaciones se utilizan de manera más intensiva en actividades productivas, educativas, salud, y entretenimiento. Si bien la digitalización ha tenido un papel fundamental en casi todas las actividades durante este periodo de cuarentena, preocupa la desigualdad de la conectividad y acceso al internet.

El desplazamiento de personas en el inicio de la cuarentena muestra que, en los países de América Latina (AL), la concurrencia a comercios no esenciales y esparcimiento, disminuyó cerca de un 75% y a lugares de trabajo alrededor de un 45%. El tráfico en sitios web y el uso de aplicaciones de teletrabajo, educación en línea y compras en líneas, revelan un significativo aumento del uso de soluciones digitales. Entre el primer y segundo trimestre de 2020, el uso de soluciones de teletrabajo aumento en un 324% y la educación en línea más del 60%.

Pero nos topamos con una brecha; la de acceso a la conectividad que profundiza las desigualdades, la conectividad entendida como el servicio de banda ancha con una velocidad adecuada y la tenencia de dispositivos de acceso. La conectividad es una condición necesaria, aunque no suficiente para apropiarse del valor que genera las tecnologías digitales.

En el 2019, el 67% de los habitantes de AL tenían conexión a internet. El tercio restante tienen acceso limitado o tiene acceso a las tecnologías digitales debido a su condiciones económica y social. Las diferencias en la conectividad entre la zona urbana y la rural son significativas. Este 67% corresponde a los hogares urbanos que está conectado a internet, en tanto que en las zonas rurales sólo lo está el 23%. En algunos países como Bolivia, El Salvador, Paraguay y Perú más del 90 % de los hogares rurales no cuentan con conexión a Internet. Incluso en países en mejor situación como Chile, Costa Rica y Uruguay, solo cerca de la mitad de los hogares rurales están conectados.

En junio de 2020, en el 44% de los países de la región no se alcanzaba la velocidad de descarga que permite desarrollar varias actividades en línea simultáneamente: tienen una velocidad de conexión inferior a los 25 Mbps. Las velocidades de descarga de alrededor de 18,5 Mbps permiten desarrollar simultáneamente dos actividades básicas, como la utilización del correo electrónico y la realización de una actividad de alta demanda, como hacer uso de vídeo o videoconferencia, lo que obliga a los usuarios a elegir entre la educación en línea y el teletrabajo. Cuando la velocidad de descarga es inferior a los 5,5 Mpbs, los usuarios pueden desarrollar solo actividades básicas y no pueden acceder al teletrabajo o la educación en línea.

Otra desigualdad es el bajo ingreso de los hogares que limita el acceso a Internet y las posibilidades de uso de aplicaciones móviles.

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