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¿Resolver o diferir el problema del agua?

A la ciudadanía

GERARDO JIMÉNEZ GONZÁLEZ

En 1991 el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua publicó un estudio que realizó sobre calidad del agua en el Acuífero Principal (Hidrogeoquímico e Isotópico del Acuífero Granular), cuyos resultados confirmaron lo que se venía suponiendo: que era un cuerpo de agua dulce subterráneo contaminado. Entonces la Norma Oficial Mexicana establecía que el límite de tolerancia de las personas a concentraciones de arsénico era de 0.050 mg/l.

Eran los tiempos en que gobernaba Carlos Salinas de Gortari y en la región se promovía el Plan Nueva Laguna, entonces ya existían reportes que indicaban la sobreexplotación de dicho acuífero, abundantes informes médicos del problema de salud pública derivado del hidroarsenicismo crónico, por lo que se empezaron a proponer alternativas para reducir las afectaciones en la población que ingería agua contaminada con este metal pesado.

El Gobierno federal optó por perforar pozos para bombear agua donde aún no se presentaban valores altos de arsénico y trasladarla a través de una red entubada hacia las comunidades rurales periféricas donde había mayor contaminación. Con el tiempo se observó que los sitios de bombeo también presentaban concentraciones elevadas de arsénico y dicha opción dejó de ser funcional.

En 2008 la Comisión Nacional del Agua mandó hacer otro estudio (Fuentes Alternas) para buscar alternativas de abasto de agua potable para la población; también elaboró los estudios de disponibilidad de agua del Acuífero Principal, a la par se publicaron reportes oficiales y artículos e informes académicos que confirmaron su sobreexplotación y contaminación, los informes y artículos de la comunidad médica se multiplicaron e incluso se publicaron un libro que concentraba gran parte de ellos (Arsénico), confirmándose la evidencia contundente del daño a la salud.

Toda esta información y las aportaciones que hicimos quienes participamos en la consulta pública para elaborar el Programa Hídrico Regional, refrendaban el problema: ya no solo la población rural ingería involuntariamente agua cada vez más contaminada, los valores de arsénico también se habían elevado en el agua bombeada en la zona metropolitana. El estudio de Fuentes Alternas mapeaba la extensión de la mancha de arsénico de los espacios rurales a los urbanos, establecía plazos de vida de los volúmenes de agua en el subsuelo y mostraba que una gran parte de los pozos para uso doméstico extraían agua con arsénico por encima de los estándares nacionales e internacionales.

Eran los tiempos de los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. La alternativa que se propuso fue instalar filtros que secuestraban el arsénico en las llaves de las viviendas o en pozos de la red de agua urbana, donde el arsénico tenía concentraciones mayores a la Norma Oficial Mexicana. Fueron cerca de 4,000 filtros domiciliarios y 50 en los pozos, los primeros se suprimieron porque falta de presión en las tuberías domésticas y los segundos se medio instalaron y medio trabajaron por falta de presupuesto para operarlos.

En los tres gobiernos anteriores la intervención oficial se centró en atender las consecuencias (daño a la salud), las causas se enfrentaron asignando subsidios públicos para tecnificar los sistemas de regadío agrícola, solución que no permitió recuperar los niveles de abatimiento del acuífero porque los ahorros de agua obtenidos con la tecnología se destinaron a sembrar más tierras y no a recargar el acuífero.

En ningún momento se propuso regular las extracciones de agua del subsuelo, por el contrario, según los estudios oficiales y académicos se observó un mayor abatimiento, continuó el robo de agua del subsuelo no solo a través de los pozos concesionados, sino también de los llamados pozos clonados, se multiplicó la extracción ilegal. El problema es de tal gravedad que urge atenderlo porque no solo se está suministrando agua contaminada para uso doméstico, sino que cada vez más se presentan denuncias de los ciudadanos por el insuficiente abasto.

La alternativa que propone hoy el Gobierno federal y los locales es extraer agua superficial del río Nazas, 200 hm3, para satisfacer la demanda de la zona metropolitana estimada para 2040. Es una de las opciones contempladas en el estudio de Fuentes Alternas para disminuir el bombeo de agua de uso doméstico. Tal parece que convencieron al Presidente de la República de que de esa manera se resolverá dicha problemática, sin embargo, esta alternativa, que por cierto costará muy cara, si se contempla como una opción aislada no será más que la continuación de las anteriores porque no atiende las causas, sigue contemplando solo las consecuencias. La solución al problema solo se pospone.

Estamos de acuerdo que se apliquen medidas emergentes como la red de agua o los filtros, porque la población no puede seguir estando expuesta a los riesgos que esto implica para su salud, e incluso apoyamos la propuesta actual de la comunidad médica local de que se les provea de agua potable a través de casas de agua a las comunidades rurales más vulnerables, pero solo como una medida emergente, parcial y temporal, ya que si no se atienden las causas que inciden en el agotamiento y la contaminación del agua del subsuelo, es decir, la sobreexplotación, dentro de dos o tres décadas quizás el acuífero se habrá abatido de manera irreversible, por lo que nuestra generación privará de reservas de agua dulce a las siguientes generaciones.

Ojalá el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador aporte a resolver las causas del problema del agua en La Laguna.

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