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Dialogar

SERGIO AGUAYO

Dialogar con adversarios, vacuna contra la intolerancia. Ante la creciente polarización, reviso y comento los estilos del presidente, el canciller y el fiscal.

Como cualquier gobernante del mundo, el presidente mexicano maneja sus encuentros y audiencias como instrumento para negociar y gobernar, para premiar y castigar. Entre sus constantes, está utilizar las mañaneras para dar coscorrones retóricos a columnistas, especialistas, organismos públicos y sociedad civil; los intermediarios tradicionales entre sociedad y presidente. Busca debilitarlos, pienso, para convertirse en el principal interlocutor, con el México que le apoya en todo y para todo. Por otro lado, el presidente concede libertad a su equipo, para establecer sus métodos.

Marcelo Ebrard optó por un estilo convencional. En la mañanera del 13 de agosto, el presidente hizo un excelente anuncio: las vacunas de Oxford-AstraZeneca serán producidas en México, gracias al apoyo de la iniciativa privada, en particular de la fundación de Carlos Slim. El presidente hablaba sin careta, acompañado en el presídium, por ocho personas. Los tres empresarios portaban tapabocas; de los cinco funcionarios, solo uno -entre ellos el canciller- carecían de él. El gesto conduce a la estrategia de Ebrard: estar en los medios a partir de resultados, cuidar una relación cordial con periodistas y especialistas y jamás opacar o contradecir, por acción u omisión, al señor presidente. Sale bien librado en las encuestas de opinión.

El fiscal Alejandro Gertz Manero tiene una presencia constante en medios y se distingue por su disposición a conversar con periodistas y académicos potencialmente hostiles o incómodos. Hace poco debatió con Edgardo Buscaglia en Aristegui Noticias y, el miércoles 12 de agosto, se sentó durante una hora a responder preguntas de los integrantes del Seminario sobre Violencia y Paz de El Colegio de México, un espacio que coordino y donde confluyen, desde hace siete años, puntos de vista muy diferentes.

En El Colegio de México, Gertz Manero respondió a las inquietudes sobre el manejo que está dando la Fiscalía al caso de Emilio Lozoya. Recibió una gran atención mediática, porque dio bastantes detalles sobre un asunto tan relevante. No evadió ninguna pregunta o cuestionamiento y, en una cultura política donde abundan las evasivas y el rollo intrascendente, fue conciso y preciso a la hora de defender la calidad de su trabajo. Por ejemplo, presumió la manera cómo tejió la extradición de Emilio Lozoya y reconoció darle un buen trato, por su disposición a testificar contra el ex presidente Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray, entre otros. También aceptó que Rosario Robles sigue en la cárcel, por su hermetismo sobre la Estafa Maestra.

Desde hace varios sexenios los presidentes nos prometen grandes transformaciones. El actual presidente hizo lo mismo y el país está dividido en la evaluación de su gestión. En eso influye una división en la 4T poco atendida: la de los ineptos frente a los eficaces. Gertz está siendo capaz de empujar el combate a la alta corrupción político-empresarial y el caso Lozoya puede convertirse en parteaguas, porque nunca antes un ex funcionario de ese nivel había estado dispuesto a judicializar sus denuncias.

En su larga carrera, Gertz ha tenido cargos de responsabilidad en gobiernos del PRI, el PAN y el PRD. A sus 80 años, está en una posición ideal para dejar una profunda huella. Tiene a su favor que estará en el cargo hasta el 2026 y la libertad de quien no desea la presidencia (en 2024 tendrá 84 años). Por tanto, puede tomar más riesgos y alienar más poderes fácticos, que aquellos funcionarios deseosos de prolongar su carrera política. Dada la magnitud de su tarea, resulta lógico que el fiscal busque convencer a periodistas y especialistas.

El intercambio de ideas en El Colegio de México resultó bastante fructífero: se mantuvo el respeto entre el fiscal y una audiencia que, en su gran mayoría, comparte el deseo de romper el pacto de impunidad entre los políticos y empresarios que han saqueado al país. Más allá de las modalidades que tomen los diálogos, hay que reconocer que se realizan. Ahora solo falta que el caso Lozoya sí sea una pieza clave en el desmantelamiento de la impunidad.

@sergioaguayo

Colaboraron: Zyanya Valeria Hernández Almaguer y Alfonso David Aparicio Bolaños

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Escrito en: Editorial Sergio Aguayo

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