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AMLO en Acapulco

Satiricosas

MANÚ DORNBIERER

El presidente Andrés Manuel López Obrador encabezó en Acapulco la reunión del Gabinete de Seguridad y la conferencia de prensa. Con su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, y su hijo menor, así como con el jefe de la Ayudantía, Daniel Asaf, llegó por la tarde en avión comercial, como siempre. Tiene una gran popularidad, como en todo el país, y el pueblo en la calle coreaba: "Es un honor estar con Obrador".

Pero… pero… se le juntó ¿y volteó la gente? Por culpa de la inefable alcaldesa de Morena, Adela Román Ocampo, quien el 10 de julio 2020 en la madrugada arrasó con todo lo que había en las playas del puerto dejando sin trabajo a las miles de personas que se ganan la vida en las playas públicas que son, como se sabe -o se debería saber-, del pueblo. Quién sabe qué tuvo que ver la Marina en esto…

Las playas de la Bahía (y otras) tradicionalmente estuvieron siempre organizadas en Acapulco y solo algunos se quejaban de que los vendedores -que de eso viven- "molestaban". Para otros, las playas y su fauna son el mayor atractivo de la bahía. Pero he aquí que Adela quitó y destruyó en una madrugada y sin aviso sus endebles instalaciones. Quién sabe qué mosca le picó a la alcaldesa y a su "primera ministra" en el DIF y sobrina, Adriana, de los mismos apellidos. ¿Por qué le quitaron todo y corrieron impunemente a esas personas que hoy están levantadas? Son cientos de acapulqueños que viven de transitar desde siempre junto al mar con sus mercancías. Desde niña soy su amiga... He aquí los resultados.

Vivo en esta bella Bahía desde hace 20 años. Me hubiera gustado asistir personalmente a saludar al presidente a la Base Naval. De hecho le envié 5 ejemplares de mi libro "Memorias de un Delfín", que editó (3.ª edición con Editorial Porrúa) la Secretaría de Cultura del Estado de Guerrero, bien dirigida por Mauricio Leyva, pero no quisieron los marinos de la puerta de la Base Naval recibirlos. Protesto, comandante Salvador Gómez Rangel. Sus marinos se han vuelto muy altaneros y no saben que al pueblo se le atiende.

Años atrás, la Base Naval en Acapulco era para mí y muchos amigos un lugar en que se nos recibía amablemente, donde había conciertos estupendos. No estaba como hoy, cerrada al pueblo. En mi caso tampoco saben los actuales marinos que tienen el privilegio de trabajar ahí que en 1981 inicié una iniciativa de prensa para evitar que el presidente López Portillo y el gobernador de Guerrero, Rubén Figueroa Figueroa, vendieran la multicitada base a los japoneses, de la compañía Mitsui Mitsubishi, que quería apoderarse de ella. Con un artículo en la revista Siempre! que se llamó "Se Vende Una Base Naval" obtuve el Premio Nacional de Periodismo (me parece que de artículo de fondo) que recibí de las propias manos del presidente López Portillo, a cuyo lado, muy sonriente, estaba mi amigo Sáenz de Miera, director del Club de Periodistas, y un poco más lejos el periodista Renato Leduc, dos "viejos" periodistas entonces a los que divertía que el presidente mismo me diera un premio por haberle señalado que estaba a punto de cometer una traición a México al vender una base naval a los asiáticos. Se la evité. La Base no se vendió.

Quadratin, la agencia digital en la que publico aquí, no me comunicó a tiempo el viaje del presidente. A posteriori quién sabe qué le mostrarán y qué le dirán, pero debe saber que este querido puerto, donde vivo hace veinte años, anda bastante mal en materia de servicios generales, del más vital paradójicamente, ¡EL AGUA! Pero hay carencias por doquier. La alcaldía chilla porque no tiene dinero, dice, pero lo primero que hizo Adela Román fue irse de paseo al carísimo Dubái, ¿con dinero de Acapulco? Y no paga sus deudas, tanto las nuevas como las que heredó del anterior landroncísimo (mil millones dicen que se llevó) Evodio Velázquez. Lo sé en carne propia. El Municipio me debe la cantidad de 82,000 por servicios hiperbáricos desde 2016, desde Evodio y su médico Eger, encargado de Salud, emparentado con el exalcalde Salgado Macedonio. Se llevaba a la familia a Disneylandia (plus golfas) en vez de pagar. Esto y más sin duda heredó Adela del anterior, pero dice su ignorante sobrina que "a ellas no les toca". ¿Y a mí sí? Acapulco es un lugar en que la corrupción arruina… pero el mar consuela. He ganado varios pleitos legalmente: Contra la OEM por cien mil pesos, contra José Antonio Saucedo, que dizque me rentaba y no pagó por mucho más un jardín en Costa Azul, pero parece que COVID favorece a los ladrones y no me pagan.

A propósito de la pandemia, la gente muere a diario por diferentes motivos como es lógico y natural en este "planeta de condenados a muerte", pero el espíritu maligno que flota sobre el mundo tiene especial interés en culpar a la gripe en cuestión de la mayor cantidad posible de decesos y en esto anida una corrupción supuestamente "bondadosa" que le economiza gastos a los parientes de enfermos, pero pánico a los enfermos de cualquier cosa que le temen más al hospital que al diablo. ¿No hay quien investigue este asunto?

En fin, deseo lo mejor para este esperado presidente honesto, ergo para México.

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