EDITORIAL Sergio Sarmiento Caricatura Editorial Columna editoriales

Yo Río Libre

Crisis climática y COVID-19

Yo río libre

JULIO CÉSAR RAMÍREZ

Es hora de prepararnos para lo que viene. La crisis climática seguirá su curso después de la pandemia de COVID-19. Lo que en los primeros meses de confinamiento ofrecía una faceta de ligera esperanza -la disminución visible de la contaminación que ensombrece las ciudades y los cielos-, desaparece ahora con el retorno paulatino y complicado de la actividad económica y social, aparejado a la nueva emisión de los gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global. Así, el planeta padece una peligrosa combinación de pandemia, crisis climática y turbulencias en el capitalismo mundial.

2020 estaba programado para ser un "año decisivo" para las iniciativas contra el cambio climático. La cumbre anual sobre la acción climática de la ONU se preveía para noviembre en Glasgow, donde 196 países debían presentar nuevos y más ambiciosos planes para cumplir con las metas de reducción de emisiones establecidas conforme al Acuerdo de París de 2015. Pero el 1 de abril, ante el avance del nuevo coronavirus, se postergó para el 2021.

Otras reuniones internacionales vinculadas con el clima -sobre biodiversidad y océanos- también se han visto alteradas. La crisis de coronavirus impactó asimismo las iniciativas locales para cumplir los compromisos en materia climática.

La pandemia y el confinamiento frenaron en seco la protesta planetaria en ascenso, particularmente la movilización juvenil, que presionaba a los gobiernos para que aplicaran medidas efectivas de justicia ambiental y contra la crisis climática.

Así, entre las víctimas del COVID-19, también pueden contarse las iniciativas globales contra la crisis climática.

Ya en abril, la Unión Europea (UE) estaba bajo presión para suspender iniciativas climáticas trascendentales. Polonia instaba a que se difiriera un programa de comercio de carbono. La República Checa exhortaba a que se desistiera del emblemático proyecto de ley sobre el clima de la UE, al tiempo que las aerolíneas presionaban a las autoridades con el fin de que postergaran las políticas de reducción de emisiones.

China anunciaba esas postergaciones y extendía los plazos para que las empresas pudieran cumplir con las normas ambientales, al tiempo que se posponía una subasta por la cual se otorgaría el derecho a construir enormes parques solares.

En Estados Unidos, tras el pedido de un poderoso lobby petrolero al Gobierno de Trump para que flexibilizara la aplicación de las normas del sector, la Agencia de Protección Ambiental, EPA, señalaba que no sancionaría a las empresas que incumplieran los requisitos federales de monitoreo o de presentación de informes si podían demostrar que su incumplimiento se debió a la pandemia. Además, la EPA había anunciado que dejarían de aplicarse las normas sobre emisiones de automotores, una pieza clave en los esfuerzos estadounidenses para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

En Brasil, la autoridad federal ambiental anunciaba, también en abril, que flexibilizaría sus actividades de fiscalización, las cuales incluyen la protección de la Amazonia de la deforestación cada vez más intensa, lo que, ya se advertía, podría tener como consecuencia la liberación de grandes cantidades de gases de efecto invernadero en uno de los sumideros de carbono más importantes del planeta.

El descenso momentáneo de gases de efecto invernadero en los primeros meses de confinamiento fue visto con cautela por organizaciones como Greenpeace, la cual en abril afirmó en su estudio que "pese a la reducción de las emisiones en algunos sectores como el transporte y el eléctrico, la concentración de CO2 en la atmósfera no baja, sino que sigue aumentando. Consecuentemente, la crisis sanitaria no está contribuyendo a paliar la otra gran crisis que enfrenta el mundo: el cambio climático".

"Se debe actuar con decisión para proteger el planeta tanto del coronavirus como de la amenaza existencial del cambio climático", declaró en aquel abril Petteri Talas, director de la Organización Meteorológica Mundial, agregando que "debemos aplanar la curva tanto de la pandemia como del cambio climático. Tenemos que actuar juntos en interés de la salud y la prosperidad de la humanidad, no solo durante las próximas semanas y meses, sino pensando en muchas generaciones futuras."

Si se quiere controlar la crisis climática, se debe asegurar una disminución de las emisiones globales de carbono de 7.6 % para fines del año 2020, lo que parece ya imposible.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en: Yo Río Libre

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1731796

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx