(ESPECIAL)
La nueva normalidad da la posibilidad de salir en familia a tomar un poco de sol, irse a la playa o poner la alberca en el patio. Pero que la emoción no haga olvidarse de la protección de la piel y el encierro no lleve a excederse ‘para agarrar color’, sobre todo en los niños es conviene que la exposición se realice de forma paulatina, aumentando gradualmente el tiempo que se está al sol.
Evitar estar en las horas centrales del día, es decir, de las 12:00 hasta las 16:00 horas, es importante apoyarse con ropa ligera, sombreros de ala ancha que protegen los ojos, la cara y el cuello, lentes de sol oscuros con filtro para rayos UV, para cuidar la delicada piel que rodea los ojos, además que también se previene el desarrollo precoz de cataratas.
Procurar darse ‘descansos’ a la sombra como medida eficaz para evitar la exposición. El uso de cremas de protección solar es fundamental, se recomienda utilizar las de factores muy altos preferiblemente de 50, en cantidades suficientes y con frecuencia. Cuidar las partes del cuerpo más sensibles al sol: cara, cuello, calva, hombros, escote, orejas, manos y empeines. En los labios deben usarse las barras fotoprotectoras. No deben mantenerse los protectores solares guardados de un año a otro, debido a que su fórmula pierde valor y eficacia.
Aplicarse una cantidad generosa por todo el cuerpo y con la piel seca entre 15 a 30 minutos antes de ponerse de lleno al sol y repetir cada dos horas. Debe volver a aplicarse tras un baño prolongado aunque sea resistente al agua, pues un secado de toalla puede retirar hasta el 85 por ciento del filtro solar. No debe excluirse si el día está nublado, ya que las radiaciones ultravioletas atraviesan las nubes y se reflejan en el agua, en la arena, hierba y hasta en la nieve.
Hay que recordar que en los menores de seis meses no está recomendado el uso de protectores solares, si acaso pequeñas cantidades de cremas de factor muy alto, mayor de 50, en zonas como dorso de mano y cara si no se puede evitar la exposición en estas zonas.
