Columnas Social

Las palabras tienen palabra

La intención es muy importante

Juan Recaredo

Hablamos constantemente de cómo utilizamos el lenguaje para comunicarnos, de la necesidad de elegir correctamente las palabras de manera que sean suficientemente precisas para poder entablar una buena conversación.

Compartimos muchas indicaciones sobre lo que debemos decir, pero pocas veces consideramos el cómo hay que decirlas. “No es lo que me dices sino cómo me lo dices”, expresa una dama a su novio porque no le gustó el tono que éste utilizó al hablarle. Y tiene razón, porque en el tono de la voz, así como su modulación y volumen, se esconde la intención de lo que se está diciendo… y las damas son especialmente buenas en detectar intenciones que pueden estar medio ocultas.

Cualquier idea que comunicamos, además de tener un significado determinado por el lenguaje, tiene una intención de acuerdo con el tono que estemos usando en ese momento. Uno de los tonos que usamos es el irónico, y se llama así porque está cargado de ironía, (“¡no me digas!” dirá irónicamente algún lector) que es ese recurso de hacer expresiones que significan algo diferente o de plano, completamente opuesto a lo que se dice. Cuando llego a mi casa (que es su casa, pero está a mi nombre) cargado de cosas del supermercado y me la paso acarreándolas desde el automóvil hasta la cocina, veo a mis hijos que están acostadotes en los sillones de la sala y ni siquiera mueven un dedo para ayudarme. Entonces les digo, en el tono más irónico que puedo: “no por favor, no se molesten en ayudarme…” y bien que entienden la ironía porque se paran de inmediato a ayudarme.

Esa es la ironía. Cuando algo es tan obvio que no necesita explicación, decimos: “N’ombre, si no me lo dices ni me doy cuenta”. O cuando alguien no ha pronunciado palabra por mucho tiempo, le decimos: “por favor, ya no hables tanto”; y la fina frase irónica que Pablo Neruda incluyó en su poema número quince: “Me gustas cuando callas porque estás como ausente”, ¡es una joya!

Es aquí cuando un lector levanta la mano y pregunta: “¿La ironía es entonces lo mismo que el sarcasmo?” Y yo le digo, con toda claridad (frase irónica): sí y no. Podemos considerar al sarcasmo como un tipo de ironía, pero aquel se enfoca en la burla directa a la persona, hasta el punto en el que puede ser hiriente y ofensivo. Entonces, pensándolo bien, algunos de mis ejemplos pueden ser considerados más bien sarcásticos que irónicos… ¡y eso me preocupa tanto! (Ironía).

Y ya es hora de despedirme porque sin darme cuenta se me ha terminado el espacio… ya sabe usted que ni me gusta hablar de estas cosas del lenguaje (ironía). Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios.

[email protected] Twitter: @donjuanrecaredo

ME PREGUNTA:

Cris Valdez: ¿Cuáles son los modismos actuales más utilizados en nuestro lenguaje?

LE RESPONDO:

Utilizamos muchos. Los millenials usan muchos modismos que son acrónimos o modismos del inglés, como: crush, stalkear, hype, modo, troll, BAE y LOL. Otros modismos más tradicionales de nuestro lenguaje nunca pasan de moda: ¡Aguas! (para alertar), échale ganas, chambear, dar atole con el dedo, cuesta un ojo de la cara, etc.

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA:

La ironía es una tristeza que no puede llorar y sonríe.

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