La realidad metropolitana se repite en todo el mundo, en cada ciudad se percibe de manera contundente que el crecimiento de la población que las habita representa retos cada vez más complejos en términos de la administración de servicios públicos pero sobre todo de las posibilidades de desarrollo humano que estas zonas urbanas ofrecen, especialmente para los sectores más vulnerables.
La importancia de las metrópolis desempeña ahora un rol protagónico en el análisis y perspectivas de desarrollo local, desde un enfoque de incidencia global. Estos espacios constituyen también la oportunidad de coordinar capacidades y recursos, así como de generar estrategias innovadoras para el diseño e implementación de políticas públicas, para superar el enfoque tradicional de los asuntos gubernamentales y transitar hacia modelos de gobernanza en red y coproducción de las mismas (Subirats, 2019).
Este tránsito implica, necesariamente, la articulación y suma de conocimientos, recursos y capacidades tanto del sector público, el privado y el sector terciario. Sin embargo, un gran número de habitantes no cuenta con acceso a las plataformas de participación ciudadana que ya forman parte del marco jurídico de las instituciones de los tres órdenes de gobierno. Por lo tanto, sus necesidades y realidad no se encuentran necesariamente representadas en los órganos de planeación y toma de decisión. En La Laguna, según el Observatorio Ciudadano, uno de cada tres habitantes vive en condiciones de pobreza -situación que la pandemia podría agravar. Se trata de un sector que, según Curtis Wood en un artículo publicado por Urban Affairs Review, tiende a tener tasas de abstención de votantes significativamente más bajas. Además, la cobertura y el uso de internet también es considerablemente más bajo en las zonas donde habitan.
Construir gobernanza metropolitana significa, entonces, incluir a las voces que normalmente no son escuchadas. Para tal encomienda, existen experiencias exitosas en diferentes ciudades y plasmadas en los documentos de la Conferencia de las Naciones Unidas en torno a Hábitat III, sobre el diseño y la implementación de ejercicios para desarrollar liderazgos y redes comunitarias. El trabajo de estas redes incluye temas como la resiliencia urbana, las cooperativas y la economía social, las potencialidades de las ciudades inteligentes y en general la innovación en mecanismos de participación democrática; no sólo en su análisis sino en la puesta en marcha de proyectos que articulen estos y otros temas trasversales como la sostenibilidad ambiental y la igualdad de género a través de la planeación y construcción de acuerdos e infraestructura urbana.
Las ciudades competitivas, según el investigador Joan Subirats de la Universidad Autónoma de Barcelona, se construyen en procesos de abajo hacia arriba y de afuera hacia adentro, es decir, que todo esfuerzo encaminado a procurar el desarrollo económico de las metrópolis debe considerar principalmente las condiciones desiguales de la dinámica urbana. Desde esta perspectiva, en Metrópoli Laguna colaboramos con las instituciones de los tres órdenes de gobierno para aportar evidencias empíricas y estadísticas sobre la constitución de nuestra región y las posibles rutas que pueden llevarnos a lograr esa coordinación necesaria que las y los laguneros merecemos y deseamos.
