Horacio luce orgulloso sus anillos de campeón de la Serie Mundial y de su Juego Perfecto. (JESÚS GALINDO)
La leyenda del lagunero Horacio "El Ejote" Piña se acrecienta año con año al recordar las proezas que realizó en el diamante, como el Juego Perfecto que lanzó para los Rieleros de Aguascalientes, del cual se cumplieron ayer 42 años.
El orgullo de Matamoros, Coahuila, celebró un aniversario más de esa tarde en la que tocó el cielo con las manos, al lograr una actuación perfecta ante los Diablos Rojos del México, para conseguir el segundo Juego Perfecto de 9 entradas, en la historia de la Liga Mexicana de Beisbol. Un juego perfecto exige eso, precisión absoluta, no admite errores, golpes, bases por bolas ni ninguna otra circunstancia que permita a un bateador llegar siquiera a primera base, es una hazaña considerada de las más complicadas de realizar en cualquier deporte; 27 outs consecutivos, sin parpadeos, en pocas palabras: una verdadera proeza.
ANTECEDENTES
Para 1978, cuando lanzó su joya de pitcheo con los Rieleros de Aguascalientes, Horacio ya tenía un nombre bien ganado en el beisbol mexicano, siendo el primer pelotero nativo de este país, que logró ganar una Serie Mundial en las Ligas Mayores, al coronarse en 1973 con los Atléticos de Oakland, dirigidos por Dick Williams y venciendo a los Mets de Nueva York. De regreso en México, Piña lanzó un juego Sin Hit ni Carrera el 1 de mayo de 1975, juego de siete innings, en el que las víctimas fueron los bateadores de los Indios de Ciudad Juárez, franquicia que desapareció de la LMB.
PITCHEOS
utilizó Piña durante su Juego Perfecto:
la recta, la curva y el Palm Ball.