Cuando hay deudos sospechosos o contagiados, la misa se hace a distancia.
La Iglesia Católica ha celebrado más de 100 exequias de personas fallecidas por COVID-19, con todas las medidas sanitarias necesarias y la debida protección del difunto y de los deudos.
El sacerdote Noé Soto Valdez, vocero de la Arquidiócesis de Durango, indicó que las ceremonias religiosas que se celebran por un difunto de coronavirus requieren de protocolos especiales.
Todas se deben llevar a cabo con los restos en cenizas, ya que no se puede tener el cuerpo de la persona para evitar cualquier riesgo de contaminación entre los presentes.
La asistencia es muy limitada; se recomienda la presencia solamente de la familia directa para participar en una eucaristía que se desarrolla con relativa agilidad.
La recomendación de la Secretaría de Salud para este tipo de actos es tener una asistencia de no más de 20 personas, guardando sana distancia y con uso adecuado de cubrebocas.
Soto Valdez manifestó que en caso de que exista la sospecha o la certeza de que otro miembro de la familia del difunto padece COVID-19, la eucaristía se ofrece a distancia.
El sacerdote mencionó que esta medida se aplica para evitar más contagios y por ende la probabilidad de que se vuelva a presentar otra desgracia entre quienes ya viven el luto.
