A partir del mes de septiembre, de acuerdo con la legislación federal electoral, el Instituto Nacional Electoral (INE) dará inicio a los trabajos para la preparación del proceso electoral federal 2020-2021 en donde se renovará la Cámara de Diputados.
Como bien sabemos, a esta elección concurrirán elecciones locales en las 32 entidades federativas, destacando que en 15 de ellas se renovará el ejecutivo local; en 30 el Congreso del Estado y en otras 30 las autoridades de los ayuntamientos. Esto significa que esta elección será más grande que la registrada en 2018 en donde también presenciamos una elección federal que implicó el proceso electivo para presidente de la República, la renovación de la Cámara de Diputados y la de Senadores, y las elecciones locales.
Entre los datos de aquella elección y que hoy vuelven a cobrar importancia es justamente la participación ciudadana. Para la elección presidencial había inscritos 89 millones 250 mil 974 de electores, de donde participó un 63.42% de la población electoral, es decir, no asistieron a las urnas poco más de 32 millones de ciudadanos.
Esta cifra no es menor sobre todo si consideramos que existe una mayor participación en elecciones donde está en juego la presidencia de la República. De hecho, este dato refleja que hubo mayor abstencionismo que los votos que obtuvo la coalición que impulsó a Andrés Manuel López Obrador que lograra poco más de 30 millones de votos y, por supuesto muy por arriba de lo que lograron las coaliciones que promovieron a Ricardo Anaya (más de 12.6 millones de votos) y de José Antonio Meade (más de 9,2 millones de votos).
Estos 32 millones de electores que no participaron debieron significar, además, un gasto importante de recursos para el INE por múltiples motivos; apuntamos uno. Independientemente de la participación o no de todos, de una mayoría o minoría de electores en elecciones, deben de imprimirse la totalidad de boletas electorales en razón de que ningún elector pierda su derecho a votar. Por ello sería importante que se establecieran esfuerzos para incrementar la participación ciudadana.
Por supuesto, esta no es una función exclusiva del INE sino esta compartida con los partidos políticos y la propia ciudadanía que debe cumplir con su obligación constitucional de votar en las elecciones.
Ahora bien, de acuerdo con datos públicos registrados en la página del INE, al 27 de marzo de 2020 se contabilizaban 90 millones, 036 mil 367 electores destacando que, el segmento de población que va de los 20 y 29 años, representa casi 22 millones de electores, seguidos del segmento poblacional que va de los 30 a 39 años con casi 19 millones de ciudadanos inscritos en la lista nominal.
Consecuentemente, si se buscara alcanzar al menos una participación ciudadana similar a la de 2018 significa que tendrían que votar poco más de 57 millones de electores. Dicho de otro modo, habría un abstencionismo de cerca de 33 millones de electores.
Por ello, entre las autoridades electorales administrativas, los órganos jurisdiccionales, los partidos políticos, las y los legisladores y candidatas y candidatos que se constituyan como tales en su oportunidad, deben generar las propuestas, las dinámicas y la motivación para que la población se manifieste activamente en los procesos electorales tanto federales como locales.
Cualquier gobierno electo bajo un sistema democrático como el nuestro, tendrá mayor legitimidad cuando cuente con una participación más activa y copiosa en las urnas.
No dejemos que el abstencionismo pueda convertirse en la apatía de la gente por no creer en sus instituciones, en su gobierno o en los actores políticos. La ciudadanía necesita esperanza y su participación a través de su voto debe ser siempre un referente para que decida, en libertad, sobre el rumbo que quiere y merece esta gran nación.
Twitter: @C_Humphrey_J
Twitter: @fdodiaznaranjo
