Luego de que el Comité de Salud Estatal y el Municipio de Lerdo aprobaran la reactivación de ciertos negocios entre ellos los templos católicos, los sacerdotes se han visto sorprendidos ante tal decisión, tanto que muchos de ellos aún no se encuentran listos para la reapertura para este fin de semana. (ARCHIVO)
Luego de que el Comité de Salud Estatal y el Municipio de Lerdo aprobaran la reactivación de ciertos negocios entre ellos los templos católicos, los sacerdotes se han visto sorprendidos ante tal decisión, tanto que muchos de ellos aún no se encuentran listos para la reapertura para este fin de semana.
Fue en el mes de marzo que los centros religiosos cerraron sus puertas como medida preventiva ante la pandemia del COVID-19 para evitar aglomeraciones en lugares cerrados. Tal medida se acató y los sacerdotes, en el caso de los católicos, continuaron con sus celebraciones eucarísticas a puerta cerrada y haciendo uso de la tecnología como lo es el internet.
El padre Manuel Chávez, es uno de los sacerdotes que se dijo sorprendido ante tal decisión de parte de las autoridades. Reconoció que por lo menos este domingo no estará abriendo las puertas del templo del que es responsable, pues las condiciones aún no son las que exige la autoridad.
Y es que comentó que en encuentros que se había tenido con el obispo de la Diócesis de Gómez Palacio, Jorge Estrada Solórzano, se estimaba que la apertura de los templos, por lo menos, se daría hasta después del mes de agosto.
Razón por la que algunos templos aún lucen cerrados y otros más, se encuentran aún afinando los detalles para ver cómo se dará esta apertura.
Tal fue el caso de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús en el centro de la ciudad, en donde apenas esta tarde un grupo de apoyo se reuniría para definir las estrategias a emprender para poder abrir nuevamente este domingo.
Dentro de las medidas que la autoridad municipal estableció para que fuera posible la reapertura de los templos católicos así como los cultos para los cristianos y demás corrientes, fue el permitir sólo el acceso al 25 por ciento de la capacidad de sus templos o lugares de reunión.
