Cultura

Una tradición que refresca en Lerdo

Rodrigo Torres pertenece a la tercera generación de un local de aguas

SAÚL RODRÍGUEZ Y VERÓNICA RIVERA

En medio de las altas temperaturas, el Centro de Ciudad Lerdo esconde un oasis donde los laguneros pueden acudir a refrescarse. Aunque en esta época de contingencia sanitaria, se deben tomar las medidas necesarias para que consentir el paladar no se torne en una situación de riesgo.

Lo anterior es un factor claro en la mirada del comerciante Rodrigo Torres, quien pertenece a la tercera generación de un local de aguas tradicionales, situado en el primer cuadro de esta localidad lagunera.

"Nuestro trabajo es hacer aguas fresca, fruta de temporada, más que nada (…) Desde que nací han estado mi abuelo, mi papá y yo. Son tres generaciones".

HISTORIA

Fue el abuelo de Rodrigo quien inició el negocio hace 75 años, colocando su carrito a las afueras del extinto cine López, gestando una tradición que ha logrado traspasar el umbral del tiempo hasta nuestros días. Esa enseñanza se consolidó en una sola materia: el trabajo.

Con tan solo seis años de edad, Rodrigo comenzó a aprender este oficio. Tras la muerte de su padre, heredó la responsabilidad de ser el timón en el negocio familiar.

"Las aguas son ricas en su sabor, porque están hechas de frutas naturales, la prueba es que la gente sigue viniendo".

Rodrigo comparte que la inversión de tiempo en este trabajo abarca todo el día. Al iniciar su jornada, a las seis de la mañana, acude al mercado de Abastos de Torreón para la comprar la fruta. En el siguiente escenario, el guion implica partirla y hervir algunos de los ingredientes. Para el mediodía, se instala en las calles de ciudad Lerdo hasta que llegue el último cliente.

"Ahorita te temporada puede encontrar sandía, melón o mango, que es lo más rico ahorita, que es la temporada de calor. La piña y la jícama son más recurrentes en tiempo de frío. También tenemos manzanas con yogur y fresas con crema. Conforma va llegando la temporada, nos vamos acoplando como debe ser".

Probar estas aguas implica experimentar un buen sabor de boca y sentir el deseo de regresar y revivir esa sensación.

MEDIDAS

Ante la contingencia, Rodrigo rocía su negocio cada media hora con desinfectante. Cada que llega un cliente, se le ofrece gel antibacterial. Comenta que invierte en limpieza de 300 a 400 pesos cada tercer día, para atender bien a todos sus clientes, ofreciendo un buen trabajo y un servicio sanitizado, a pesar de le disminución en ventas.

"Nos ha repercutido a todos, porque han cerrado comercios. Nosotros podemos tener todo lleno de aguas frescas, pero la gente no sale por la misma contingencia. Nosotros salimos porque tenemos necesidad. Realmente es nuestro modo de vida de salir adelante y es lo que sabemos hacer".

Así, Rodrigo manda un mensaje a sus colegas comerciantes, a quienes invita a no bajar el ánimo y seguir motivados para salir de la crisis.

Por último, su gran sueño consiste en que la tradición de su negocio siga refrescando en las calles de la llamada ciudad Jardín. La instrucción del trabajo ya está siendo inculcada en su hijo, quien en unos años se encargará de refrescar las bocas de los laguneros.

Tradicionales. Con un legado de 75 años, este negocio se adapta a los cambios en el Centro de Ciudad Jardín. (VERÓNICA RIVERA)

Tradicionales. Con un legado de 75 años, este negocio se adapta a los cambios en el Centro de Ciudad Jardín. (VERÓNICA RIVERA)

Esfuerzo. Rodrigo Torres comienza su jornada laboral desde las seis de la mañana. (VERÓNICA RIVERA)
Esfuerzo. Rodrigo Torres comienza su jornada laboral desde las seis de la mañana. (VERÓNICA RIVERA)

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