Playas de Jalisco y Quintana Roo en México han vuelto a la actividad tras el periodo de cuatro meses de cierre ante el brote de COVID-19 en el país.
Diversos trabajos de investigación aún no logran descifrar el nivel de riesgo que esto represente, ya que en lugares como California, las personas han pasado el tiempo en la playa sin respetar las medidas sanitarias, como el distanciamiento social y el uso de cubrebocas.
Por ejemplo, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) aclaran que no se ha detectado que el virus que causa COVID-19 se pueda propagar en el agua potable, así como tampoco en el caso de las albercas, pues lo ven más seguro debido a que se usa cloro para desinfectar el agua.
En el caso del mar, investigadores temen que la brisa pueda esparcir el virus, pero esta hipótesis no ha sido comprobada.
Por otra parte, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, apuntan a que el sol y el agua salada del mar ayuden a inactivar el virus, aunque su comprobación sigue en curso.
Sobre el contacto con la arena, tampoco hay muestra de que sea una fuente de contagio, los investigadores no recomiendan desinfectar las playas como se hace en los espacios urbanos.
En México poco a poco se ha dado una reapertura a las playas. (ARCHIVO)
