El ramo de la abogacía se vio afectado en un 60 por ciento, declaró el también presidente de la Asociación de Exalumnos de la UNAM. (ARCHIVO)
La economía, el comercio y las distintas actividades profesionales fueron trastocadas por la contingencia sanitaria por el COVID-19, pero por fortuna poco a poco comienzan a levantarse, aunque con las medidas adecuadas, señaló el abogado Fernando Rangel de León.
El ramo de la abogacía se vio afectado en un 60 por ciento, declaró el también presidente de la Asociación de Exalumnos de la UNAM.
“Los que vivimos de litigar, de ejercer la abogacía, que tenemos que acudir a los juzgados, a los tribunales, para ver expedientes y preparar audiencias, entre otras actividades, sí nos vimos muy afectados, pues fueron dos meses que estuvieron cerrados los juzgados, del 18 de marzo al 18 de mayo, y quedaron muchos asuntos pendientes por resolver”, explicó el profesional del Derecho.
Rangel de León añadió que como abogados, cuentan con despachos y hay que cubrir diversos gastos, como sueldos del personal, renta, luz, teléfono y otros servicios que no pueden esperar, de tal manera que sí se vieron en difícil situación, algunos más que otros, pero todos en general, ya que los gastos tuvieron que hacerse.
