Los manifestantes lograron que el Gobierno de la CDMX enviara a los antimotines.
Las muertes de George Floyd en Estados Unidos y Giovanni López en Jalisco, fueron el estandarte de los "anarquistas" que ayer realizaron desmanes y se enfrentaron con la policía antimotines en la Ciudad de México.
Dejaron a su paso comercios y edificios departamentales con vidrios rotos, pintas en mobiliario público, uno que otro labio roto de miembros de los medios de comunicación y hasta un Porsche 911 destrozado.
Tras una caminata de 3 kilómetros y medio, mayoritariamente por Paseo de la Reforma y Mariano Escobedo, los anarquistas lograron que el Gobierno de la Ciudad de México enviara a la policía antimotines para desplegarlos sólo cuando se acercaron peligrosamente al centro de Polanco.
Bastó con que se encontraran en las primeras avenidas de la zona para que se armara un enfrentamiento entre ambos grupos, con bombas molotov, troncos del Parque Gandhi y piedras que los manifestantes recolectaban de las jardineras de los exclusivos complejos departamentales de Campos Elíseos.
En un principio, los inconformes se dirigieron a la Embajada de Estados Unidos en México, que se ubica sobre Paseo de la Reforma, a unos metros del Ángel de la Independencia.
Al encontrarse con vallas rodeando el perímetro de la representación diplomática que impedían causarle daño al inmueble, los anarquistas que eran alrededor de 150 jóvenes, cambiaron de objetivo.
"Fuera Trump", gritaron unas decenas de veces antes de emprender su camino hacia la representación del Gobierno del Estado de Jalisco en la capital del país.
Mientras caminaban por Paseo de la Reforma hicieron al mobiliario público lo que no pudieron hacerle a la Embajada: rompieron partes de las estaciones de Metrobús, despedazaron bancos y comercios, agredieron a transeúntes que los encaraban o los grababan.
No pararon cuando en Mariano Escobedo giraron para adentrarse a Campos Elíseos, la avenida que por un lado tiene una parte del Bosque de Chapultepec y por el otro edificios departamentales exclusivos.
Mientras cantaban consignas feministas, dañaron también los lobbys de los edificios departamentales y rayaron las paredes de las casas, excepto en una, de la cual salió una anciana a pedirles que por favor no dañaran su hogar.
"Justicia para Jovany (sic)", escribieron en las puertas de cristal del número 71 de Campos Elíseos.
"Para que seas rico hacen falta mil pobres", en el número 67.
Encontraron la representación del Gobierno jalisciense también resguardada por vallas y en cuanto llegaron lanzaron piedras al inmueble, pero no llevaban más de 10 minutos cuando arribaron los 500 elementos de la policía antimotines.
Se desató un enfrentamiento, que se prolongó entre los ahuehuetes del Parque Gandhi, de regreso a Mariano Escobedo, y después hacia la Colonia Anzures.
"¡No dejen que lleguen a Masaryk, ciérrenles el paso a Masaryk!", gritaban por los radios los superiores de los elementos policiales que corrían detrás de los manifestantes.
De la corretiza resultaron heridos al menos tres policías y una manifestante de 16 años, que al ser alcanzada por los policías fue golpeada en el suelo de Mariano Escobedo.
Ya habiendo dispersado la manifestación, el alcalde de la Miguel Hidalgo, Víctor Romo, recorrió Campos Elíseos para censar los daños.
El funcionario tranquilizó a los vecinos que también salían a ver los daños, tomaban video y negaban con la cabeza: los daños correrán a cargo del Gobierno capitalino y de la Alcaldía, dijo Romo.
"Destrozaron mi casa", se quejó uno de los vecinos.
Pero no había pasado ni una hora de los destrozos cuando ya los mismos empleados de los complejos departamentales estaban limpiando las pintas, recogiendo los vidrios rotos.
