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¡No reelección!

Sobreaviso

RENÉ DELGADO

La máxima "Sufragio efectivo, no reelección" se ha pervertido, ahora reza: "Sufragio en efectivo, sí reelección".

Tras dejar pasar seis años para elaborar las leyes correspondientes, los diputados quieren reelegirse el año entrante a partir de criterios fijados por el Instituto Nacional Electoral. Vamos, cumplir con la Constitución e incumplir con la ley. Ya argumentarán los legisladores que, si bien México no es un país de leyes, sí lo es de lineamientos, manuales... y arreglos.

Grave que la negligencia de los legisladores se premie con su posible reelección inmediata, peor que el órgano electoral se preste a ese juego y se exponga, así, a pagar los platos rotos por el Legislativo. El Instituto no acaba de frenar la coacción y la compra del voto ni de fiscalizar bien el gasto de los partidos y, sin embargo, se aventura a regular la reelección de legisladores y alcaldes con simples criterios que, sin duda, lo harán presa de pleitos y litigios que terminarán por debilitarlo, en vez de fortalecerlo en un momento crucial de la democracia mexicana.

De ahí, la importancia de postergar la reelección prevista para el año entrante; castigar, así, la negligencia de los legisladores y reivindicar en sus términos, por lo pronto, el sufragio efectivo y la no reelección.

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La reforma político-electoral impulsada, en 2014, por el gobierno anterior restableció la reelección inmediata de los senadores y diputados hasta por doce años, así como de los alcaldes por seis. Tal posibilidad, conforme a la reforma, entraría en vigor en el 2021, o sea, el próximo año, pero a los legisladores se les pasó concluir los ajustes legales.

Seis años no bastaron para que los legisladores -beneficiarios directos de la medida- normaran el precepto constitucional. Ciertamente, en marzo pasado, los diputados intentaron legislar (y facilitar) su reelección, sin embargo, el trámite quedó inconcluso. Los senadores no aprobaron aquella la legislación y, ahora, el plazo para hacerlo está agotado.

Así, la reelección inmediata de los legisladores permitida hasta 1933 y repuesta en 2014 se quedó sin leyes. Con todo, y acostumbrados a incumplir sin sanción ni castigo los plazos que ellos mismos se fijan, los legisladores quieren coronar su negligencia, haciendo efectiva su eventual reelección el año entrante.

No asombra la ambición, pero sí que con tal de satisfacerla se corra el peligro de debilitar aún más la democracia, en unos comicios que serán determinantes para el porvenir nacional.

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La idea de reponer la reelección inmediata partía de dos principios: profesionalizar el trabajo legislativo y estrechar el vínculo entre representantes y representados. Sin embargo, sin leyes y con inmadurez por parte de los beneficiarios directos y de la autoridad responsable de organizar, normar y arbitrar las elecciones, el resultado puede ser exactamente el contrario: alentar un nuevo tipo de cacicazgo político en el Congreso y ahondar la crisis de representatividad.

No sorprenden los legisladores, pero sí el Instituto Nacional Electoral. Ese órgano sufrió y sufre el vacío legal de su creación. A falta de múltiples leyes que le dieran marco jurídico y certidumbre a su actuación, los consejeros se vieron en la necesidad de adoptar criterios, lineamientos y manuales para cubrir el vacío legal. Parte de los problemas que afrontan derivan de esa situación. Pese a ello, el presidente del Instituto, el consejero-presidente Lorenzo Córdova, ya dijo que el órgano electoral asumirá su facultad reglamentaria para darle vigencia a la reelección. Como quien dice, el Instituto está dispuesto a tropezarse con la misma piedra y someterse al jaloneo y el pleito al que lo someterán los partidos y los candidatos reeleccionistas si no están de acuerdo con las reglas, sin fuerza de ley, de la autoridad electoral. Increíble.

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Varios asuntos obligan a cuestionar si, en verdad, vale la pena darle vigencia a la reelección inmediata en las elecciones del año entrante.

¿De quién es el derecho de postular a diputados y alcaldes a la reelección, de los partidos o del suspirante? ¿Los diputados plurinominales sin una representación emanada directamente del elector podrán pretender conservar su curul? ¿Los diputados interesados en reelegirse deben pedir o no licencia para irse a la campaña? ¿Cómo se garantizará la paridad de género en la composición de la Cámara sin menoscabo de la posible reelección? ¿Qué será de los legisladores independientes con ganas de reelegirse si no hay partido que los postule?

Hay grandes lagunas jurídicas y una realidad: el instituto electoral no ha logrado consolidar su tarea en lo tocante a impedir la coacción y la compra del voto, como tampoco en fiscalizar oportunamente el gasto de los partidos-candidatos. Estando en juego la posibilidad de conservar la curul o el ayuntamiento, ¿tendrá la capacidad el órgano electoral de vigilar las manos y las campañas?

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Si en cualquier proceso sería clave contar con las leyes necesarias para asegurar, en vez de desvirtuar, la reelección inmediata de legisladores y alcaldes, en la del año entrante es peligroso instrumentarla sin ellas.

El recorte del presupuesto del Instituto, la falta de cuatro consejeros electorales, la postergación de los comicios en Coahuila e Hidalgo, la incorporación de nuevos partidos, el descomunal tamaño de la elección del año entrante a raíz de la homologación de la fecha y la polarización política prevaleciente hacen determinante el proceso 2021... Si a eso se agrega la reelección inmediata sin leyes, a ver si la democracia no se tambalea.

Mejor "sufragio efectivo, no reelección" que "sufragio en efectivo, sí reelección".

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