Michael y Rodrigo se conocieron cuando estudiaban el bachillerato.
Con las manos al volante y concentrado en hacer el menor tiempo para llegar a su destino, sin accidentes, Rodrigo Zaldívar García maneja una ambulancia para atender el llamado de emergencia en una escuela primaria. En menos de 10 minutos, Rodrigo y sus compañeros llegan al lugar de los hechos, pero en esta ocasión, otros colegas arribaron primero, por lo que regresan a rondar las calles mientras esperan el siguiente llamado.
Rodrigo Zaldívar, Michael González y David Becerril son los responsables de salvar vidas en una ambulancia. Rodrigo y Michael tienen 19 años, David, 21; se trata de la tripulación más joven de la empresa Health System que opera en calles de la Ciudad de México.
Todos los días muy temprano, estos tres jóvenes comienzan su jornada laboral en la que pasan entre 14 y 16 horas. Si su itinerario no indica que realicen un traslado, permanecen en su base hasta que la radio de la ambulancia comienza a emitir una alerta y es entonces cuando la sirena suena y la velocidad se convierte en un factor decisivo para salvar vidas.
Hace ocho meses, la empresa encargó a Rodrigo la responsabilidad de manejar la ambulancia en la que ahora viajan, él es el jefe de Operaciones. El interés por atender emergencias empezó cuando Rodrigo tenía 13 años y acompañaba al trabajo a su padre, Óscar Zaldívar, quien era integrante del grupo de Protección Civil de la ahora alcaldía Cuauhtémoc. También acudía con su papá a eventos masivos como peregrinaciones o coberturas de fiestas patrias en una unidad de primer contacto, es decir, una camioneta adaptada para atender incendios o lesionados, así fue como a Rodrigo le atrajo ayudar.
No pasó mucho tiempo cuando se presentó la oportunidad de hacer sus propias coberturas en la misma alcaldía, por lo que comenzó a tomar cursos de Primeros Auxilios en el área de Capacitación de Protección Civil, posteriormente acudió al Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM) para poder asistir a los servicios de Emergencia; sin embargo, aunque fue enviado por la alcaldía, le fue difícil porque no tenía la mayoría de edad.
Decidido a recibir la capacitación Rodrigo se hizo pasar por mayor de edad, pues su estatura y apariencia lo ayudaron, y así fue como logró continuar con los cursos para obtener los conocimientos que le permitirían participar en servicios de Emergencia. A sus 14 años ya viajaba en ambulancias para atender llamados. Posteriormente, su amigo Juan, de 20 años, le enseñó a conducir el vehículo y así fue como le otorgaron la responsabilidad de tripular su primera ambulancia.
Así fue como Rodrigo aprendió que aunque los cursos le dieron las bases para desarrollar sus habilidades en los primeros auxilios, el verdadero reto lo encontró en las emergencias, pues debía contar con la pericia para poder atender a los pacientes. La historia de cómo Rodrigo, Michael y David formaron el escuadrón más joven de la empresa Health System comenzó hace un año.
Michael y Rodrigo se conocieron cuando estudiaban el bachillerato, ambos tomaban materias enfocadas en Ciencias de la Salud, por lo que Rodrigo invitó a Michael a incursionar en el ámbito de atender emergencias. Michael pensó que era una buena idea por ser también de su interés. A los 18 años Michael comenzó su primer curso de Primeros Auxilios, el cual duró un año y después obtuvo una constancia para ejercer y acompañar a Rodrigo en la ambulancia con el cargo de paramédico. David Becerril, amigo desde la infancia de Rodrigo Zaldívar, dice que también le llamaba la atención subir a una ambulancia y atender emergencias.
Al igual que Michael, David se enfocó en tomar diversos cursos de Primeros Auxilios y fue así como se integró a este equipo. David es socorrista, es decir, apoya a Michael en lo necesario.
En la ambulancia, Michael explica cómo atender emergencias en la metrópoli y sus alrededores: "Al llegar al lugar de los acontecimientos, quien hace la primera atención es Rodrigo. Al subir a la ambulancia yo voy atrás y atiendo al paciente; a veces Rodrigo me hace un comentario o una sugerencia y si requiero de su ayuda, David me apoya".
LOS PROTOCOLOS ESTÁN PARA ROMPERSE
Los peligros a los que el trío de jóvenes se enfrentan son diversos. La velocidad para llegar a tiempo, el caos vial, las causas de las emergencias y el sector que cubren, que comprende las zonas de Tacuba, Anzures, Pensil y 5 de Mayo, los ponen en riesgo.
Rodrigo comenta que los puntos marcados como zona roja o zona de peligro, en su sector, se encuentran en las colonias Morelos, 20 de Noviembre, Doctores o lugares ubicados como puntos de venta o tráfico de droga. Y, aunque el protocolo establece que no se debe entrar en acción cuando no hay una patrulla de por medio, Zaldívar dice que "hay veces que llegas a un punto rojo y ya está muerta la persona y te la suben [a la ambulancia] a punta de pistola".
La estabilidad de la ambulancia es otro factor en contra con el que Rodrigo, como conductor designado, tiene que lidiar para evitar ocasionar un accidente. Explica que debe tener destreza para dar las vueltas en las calles y no volcarse debido al peso de la parte trasera del vehículo.
Viajar en la parte trasera de una ambulancia con un paciente no es fácil, ya que con la unidad en movimiento y la responsabilidad de salvar la vida, Michael y David luchan contra la velocidad que Rodrigo provoca al manejar, pues todo es importante, tanto dar la atención adecuada, como llegar a tiempo al hospital, así que paramédico y socorrista deben ser hábiles para viajar y enfocarse en el paciente.
PREPOTENCIA Y AGRADECIMIENTOS
En ocasiones, los familiares de los pacientes son prepotentes y se niegan a pagar los servicios de la ambulancia una vez que la persona trasladada se encuentra en manos de los médicos; sin embargo, Rodrigo, Michael y David coinciden en que estas situaciones se minimizan cuando, por el contrario atienden una urgencia y reciben el agradecimiento de las personas, pues al realizar su trabajo y que sea reconocido los deja satisfechos.
Los servicios que estos tres jóvenes ofrecen son dados a conocer mediante tarjetas de presentación, en su página web y en la página oficial de Facebook de la empresa.
Aunque su trabajo es remunerado con una comisión por traslado, Rodrigo, Michael y David afirman que lo que más les gusta es recibir llamados para "coberturas de calle", o asistir a personas en la vía pública.
Cuando las frecuencias de radio o los avisos de policías acerca de alguna emergencia los llaman a la acción, los tres jóvenes emprenden lo más pronto posible el viaje, pues la adrenalina de atender un hecho imprevisto y poder ayudar a quien lo requiera es un reto y una responsabilidad que a su corta edad han asumido. La mayor competencia es en la calle y cuando se presenta una emergencia hacen lo posible por ser los primeros en llegar, aunque en ocasiones las personas ya hayan sido atendidas por ambulancias de otras instituciones.
APOYO INCONDICIONAL
Aunque el padre de Rodrigo fue quien lo acercó al ambiente y a las tareas de Protección Civil, al principio no estuvo de acuerdo cuando el joven tomó la decisión de hacerse cargo de una ambulancia; sin embargo, poco tiempo después comprendió que era la pasión de su hijo y, junto con la mamá del joven, lo apoyaron durante esta etapa.
La familia de Michael también entró en conflicto debido a los horarios, pero tras tener una charla y plantearles lo que él deseaba pudo continuar y hacer lo que más le gusta: ser paramédico de la ambulancia.
Para David la situación de explicarles a sus papás que se quería dedicar a salvar vidas fue diferente porque desde el principio lo entendieron y lo apoyaron. Aunque sus metas están enfocadas en ser médicos, tanto Michael como Rodrigo no piensan dejar la ambulancia, pues desean continuar y ayudar de esta manera. David estudia Soporte Vital Básico y dice que más adelante le gustaría ser TSU (Técnico Superior Universitario en Urgencias Médicas).
A su corta edad Rodrigo, Michael y David han tenido experiencias que han marcado sus vidas. Las emergencias que atienden día con día los hacen crecer en su ámbito laboral y sentirse satisfechos con la población. Para estos jóvenes uno de sus grandes retos es demostrar a quienes piensan que son muy jóvenes y no tienen la madurez o el conocimiento necesarios para atender una emergencia, que pueden hacer bien su trabajo.
En la actualidad al igual que muchas personas que laboran en el sector Salud, estos tres jóvenes se enfrentan con casos de coronavirus, pues si bien la empresa estipuló evitar casos de COVID-19, en tres ocasiones Rodrigo, Michael y David han trasladado a personas sospechosas de portar el virus.
Sin embargo han tomado precauciones con el equipo necesario, ya que su trabajo demanda contacto físico y no pueden acatar la sana distancia al atender a un paciente.
Su mayor aliado ha sido un kit con un overol tyvek desechable, lentes de protección, mascarilla N95 y careta. La primera vez ellos compraron el equipo de protección, dice Rodrigo, pero por la demanda el costo subió a 750 pesos, por lo que después se los dio la empresa.
Ante la pandemia de coronavirus, estos tres jóvenes paramédicos añaden que en varias ocasiones no han encontrado lugares en los hospitales, sin importar la institución, para personas no enfermas de COVID-19; sin embargo, los accidentes continúan registrándose.
