El Reino Unido registró este jueves 377 nuevas muertes por COVID-19. (EFE)
Mientras el primer ministro británico, Boris Johnson, trata de capear la crisis desatada por su asesor Dominic Cummings, que se saltó el confinamiento en el pico de la pandemia, su Gobierno puso ayer en marcha un ambicioso programa para trazar cadenas de contagio y levantará el lunes algunas restricciones.
El Reino Unido registró este jueves 377 nuevas muertes por COVID-19, hasta un total de 37,837 fallecidos desde que comenzó la pandemia, y detectó 1,887 contagios más, si bien el conservador Johnson aseguró que el descenso del ratio de infecciones y la preparación del sistema sanitario son suficientes para seguir adelante con el desconfinamiento.
A partir de la próxima semana, el Gobierno recomendará retomar tres cursos en las escuelas primarias en Inglaterra y permitirá reabrir comercios al aire libre, como tiendas de vehículos con exposición exterior.
También autorizará las reuniones de hasta seis personas que no compartan domicilio en parques públicos o jardines privados, mientras que a mitad de junio estudiará la posibilidad de abrir más comercios no esenciales.
Escocia, Irlanda del Norte y Gales se han desvinculado de la hoja de ruta del Gobierno central y no reabrirán por ahora sus escuelas, aunque también han comenzado a relajar algunas medidas de distancia social.
Desde ayer, en Inglaterra y Escocia las autoridades sanitarias han comenzado a contactar a las personas que han dado positivo en un test de COVID-19 para detectar a otros individuos que hayan estado cerca de ellas y pedirles que se aíslen en sus domicilios por precaución.