PROPUESTA. La fotógrafa Laura Luna retrata a sus clientes desde la nueva normalidad. (Cortesía / Laura Luna)
La fotógrafa Laura Luna retrata a sus clientes desde la nueva normalidad.
La fotógrafa lagunera Laura Luna visualizaba al 2020 como un año con altas expectativas. Especialmente los meses de mayo y junio, que debido a las graduaciones generan una gran derrama económica para quienes laboran en el área de los eventos sociales. No obstante, la pandemia de Covid-19 tomó por sorpresa a los profesionales de la lente, la mayoría de eventos se cancelaron o reagendaron y un clima de incertidumbre apareció en el encuadre de la realidad.
Para Laura, el impacto de la situación fue tan intenso que anímicamente se paralizó. Sus proyectos para invertir en equipo y mejorar su marca se vieron pausados, y durante tres semanas se mantuvo en un inquieto reposo tratando de asimilar lo sucedido.
Sin embargo, el motor de su vocación visual la incitaba a tomar la cámara y capturar esos instantes que se inmortalizan en la memoria de sus clientes. Pero el reto no sería fácil, la realidad se había transformado y las medidas sanitarias exigían la reinvención de su labor fotográfica.
"Llega un punto en que uno tiene que pagar las cuentas y tiene que hacerle como puede".
Fue así que revisando las redes sociales de fotógrafos españoles, encontró una luz con la cual iluminar la oscuridad de su nueva locación: la necesidad había llevado a estos fotógrafos a adaptarse para realizar sesiones a través de videollamadas.
PROPUESTA
Laura Luna tomó la idea y la impregnó con sus propias perspectivas. Primero le mostró la propuesta a una clienta que desde hace tiempo solicitaba una sesión fotográfica. La opción resultó ser de su agrado. Así comenzó todo.
Los pasos que suele seguir la fotógrafa en estas sesiones consisten en llamar por video al cliente, quien muestra su casa para elegir las locaciones más favorables, acorde al concepto que se ha elegido. Generalmente, Laura Luna escoge un lugar que se encuentre bien iluminado, pues la luz es clave para la calidad de las fotografías. La comodidad de las personas también es primordial, por eso parte desde este punto para luego dirigir a los clientes.
Después, la fotógrafa monta una segunda locación desde su hogar, donde añade detalles como flores, libros, audífonos o cualquier otro elemento relacionado con el gusto de sus clientes. Allí acomoda su teléfono celular, encuadra, enfoca y dispara su cámara.
"Les encantó el resultado porque es algo diferente. Ellos se emocionan mucho porque no están viendo todo el cuadro. Ellos nada más están en su casa y ni siquiera se imaginan lo que está pasando del otro lado de la cámara. Se sorprenden mucho con el resultado".
Respecto al futuro, remarca que la adaptación es el camino más viable. Tomar en cuenta las necesidades del cliente y cuidar su salud también son puntos fundamentales. El fotógrafo debe cuestionarse cómo ofrecerle un recuerdo a las personas que pueda retratar sus momentos más importantes, aun en medio de una pandemia.
Por último, manda un mensaje de perseverancia para sus colegas, pues las crisis son aulas de aprendizaje y alicientes para el fortalecimiento mental. La quietud no es una opción en el avance de la vida.
