Algunos insectos pueden transmitir la bacteria, especialmente durante el verano. (ARCHIVO)
La tularemia es una infección causada por una bacteria llamada Francisella tularensis, la cual puede contraerse a través de una herida provocada por animales salvajes infectados.
De acuerdo con Larry M. Bush, médico de la Facultad de Medicina de la Universidad Charles E. Schmidt de Florida, este padecimiento afecta diferentes partes del organismo como los ojos, la garganta o los pulmones y, por lo tanto, causan síntomas diversos.
En algunos casos, aparecen úlceras cerca de la herida, además, los ganglios linfáticos se inflaman. Otros presentan fiebre, dolor de cabeza, escalofríos, sudoración abundante y dolores musculares; los afectados sienten malestar general, también se pueden producir vómitos, náuseas y pérdida de peso.
Cuando la infección se propaga a través del torrente sanguíneo es capaz de infectar los pulmones, los huesos, la membrana situada alrededor del corazón; provocando pericarditis, las válvulas cardíacas; produciendo endocarditis, en el tejido que cubre el encéfalo y la médula espinal; dando lugar a la aparición de meningitis.
Existen diferentes formas de contagio como:
Manejar cadáveres animales muertos: la manipulación sin ningún tipo de protección de animales como reses, conejos, cerdos, entre otros, implica un alto riesgo de contraer la bacteria. Los más expuestos son los cazadores, los carniceros, agricultores y trabajadores de laboratorio.
Sufrir una picadura: puede ser de una garrapata, un tábano, una pulga u otro insecto infectado, habitualmente durante el verano y con mayor frecuencia sucede en los niños.
Comer o beber alimentos contaminados: la carne poco cocida o el agua que no está purificada, pueden tener una considerable cantidad de esta bacteria, por esta razón, es recomendable que los alimentos estén bien cocidos a la hora de ingerirlos.
La inhalación de partículas que contengan la bacteria: es más probable que suceda en ambientes como mataderos de animales, cuando podan el césped o la hierba y al manipular las bacterias para estudiarlas en un laboratorio.
Está comprobado que la bacteria se transmite por el aire y puede ser inhalada, porque el tamaño de las partículas son lo suficientemente pequeñas para alojarse en los alvéolos pulmonares. Incluso son capaces de causar pulmonía.
Es importante mencionar que, esta enfermedad no se contagia de persona a persona y se diagnostica mediante los signos y síntomas, adicionalmente se realizan pruebas de laboratorio de las muestras del material infectado, puede ser la sangre, fluidos de un ganglio linfático, pus de las úlceras, por mencionar algunas.
Por último, Bush menciona que el tratamiento se basa en antibióticos e inyecciones, durante un periodo de siete a 10 días, dependiendo de la gravedad y la ubicación de la infección.
Algunos insectos pueden transmitir la bacteria, especialmente durante el verano.
