Los habitantes de esta Casa Hogar despiertan a las 8 de la mañana, tienen cinco comidas y a las 7 de la tarde se retiran a sus habitaciones para dormir. (ÉRICK SOTOMAYOR)
Los adultos mayores son el sector de la población que mayor riesgo corre ante la amenaza de contagio del coronavirus COVID-19, por lo que en la Casa Hogar de Ancianos "Lucinda Mijares Valdés", ubicada al oriente de esta ciudad, se han endurecido las medidas de resguardo, protegiendo a los residentes de cualquier amenaza viral que pueda existir al exterior de las instalaciones.
"Nadie sale ni entra desde marzo. Nos traen la comida y pasa por un proceso de desinfección antes de entrar a la cocina, ni siquiera yo o mi esposa hemos salido de las instalaciones, instalamos una habitación provisional y nos trajimos nuestras cosas, no queremos ir a la calle porque somos población en riesgo y mucho menos queremos ser portadores para traer contagios a los residentes", explicó Rodolfo Martínez, administrador de la Casa Hogar que está ubicada en la colonia Torreón Residencial.
Desde antes de la aparición de la contingencia a nivel mundial, en este apacible edificio en el que habitan 16 personas adultas mayores, se sigue una rutina que comienza a las 8:00 horas. Al despertar los residentes de la Casa Hogar se les sirve un desayuno a las 9:00 horas en punto, siguiendo con una colación a las 11:00 horas, comida a las 14:00, otra colación a las 17:00 horas y finalmente la cena a las 19:00 horas, para luego retirarse a dormir. Entre esas actividades, se brinda diversión como paseos a la sombra, juegos de lotería y oportunidad de ver televisión, buscando que los días sean satisfactorios para los "abuelitos".
Quizá lo que podría pesar para los adultos mayores ante esta contingencia, es la imposibilidad de ver a sus familiares, ya que no se permiten las visitas a la Casa Hogar, como medida de protección ante el riesgo de contagio del coronavirus. Al comenzar la cuarentena, cuatro familias acudieron a recoger a sus seres queridos para resguardarlos en casa, pero 16 se quedaron en las instalaciones y se encuentran aislados de contacto con el exterior, en ocasiones van sus familiares a visitarlos, pero se quedan en la reja de la entrada y dialogan por teléfono, a una distancia de alrededor de 15 metros, para nulificar los riesgos del virus.
"Es un alivio para los ancianos, ven a sus familiares aunque sea de lejos un ratito, se hablan por teléfono y así pueden platicar mientras guardan sana distancia, los familiares preguntan cómo están y si se les ofrece algo, puede ser pesado, como en el Día de las Madres, pero así los familiares tienen la certeza de que sus adultos mayores están bien cuidados, porque ni siquiera ellos pueden entrar a las instalaciones y eso les hace darse cuenta de las medidas de aislamiento y las precauciones que estamos tomando", señaló el administrador de la Casa Hogar.
PROTOCOLOS DE SEGURIDAD
A la única persona a la que se le permite entrar y salir constantemente del asilo es al médico que atiende a los residentes, quien visita las instalaciones dos veces por semana, así como al personal que labora en la limpieza y mantenimiento del inmueble, además de la atención de los adultos mayores. Para cumplir con sus tareas y antes de tener contacto con los ancianos, deben cumplir con un protocolo de bioseguridad que incluye limpiar la planta de su calzado, lavar sus manos y rostro, aplicarse gel antibacterial una vez secos, evitar en contacto físico con residentes y personal, así como desinfectar objetos que hayan tocado, como perillas de puertas, llaves, controles de la televisión, teléfonos móviles, tarjetas y dinero en efectivo.
Estas medidas se aplican por igual a todas las personas, incluso el presidente del consejo y del patronato de la Casa Hogar, Arturo de la Rosa Santoscoy, no ha podido ingresar a las instalaciones, para evitar riesgos. Las medidas tomadas en esta residencia para adultos mayores han sido benéficas hasta el momento, los proveedores de alimentos, bebidas e insumos sanitarios no han faltado su labor de llevar lo necesario hasta la puerta de la Casa Hogar, mientras que las aportaciones económicas que se reciben, así como los movimientos bancarios necesarios, se realizan vía remota.
Lo más importante es que los 16 adultos mayores que residen en esas instalaciones están sanos, pero igualmente son revisados por el médico dos veces a la semana, con el objetivo de despejar dudas y detectar de manera temprana síntomas de coronavirus COVID-19, pero también de cualquier otra afectación en su salud. Para sostenerse, esta Casa Hogar recibe recursos del DIF municipal, la Iglesia Bautista El Calvario aporta otra cantidad, además de donaciones que se reciben de personas que buscan ayudar y la iniciativa privada, desde recursos económicos hasta pañales para adulto y ropa en buen estado que luego se vende en el bazar.
Entre los adultos mayores, la paciencia es una virtud reinante, por lo que han sabido adaptarse al aislamiento con relativa facilidad, confiando en que las autoridades de la Casa Hogar velan por la seguridad y la salud de cada uno de los residentes. Así, entre días calurosos y tranquilos, pasan los días en esta residencia de ancianos, aguardando por la llegada de la "Nueva Normalidad", normalidad que nunca se ha ido de aquí.
