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Tecnoestrés

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YAMIL DARWICH

Si usted ha notado cambios en su persona y conducta, si sus familiares y amigos le refieren actitudes negativas hacia ellos y con los demás, no excluya que sea el resultado del estrés por la vida tecnificada que vivimos, especialmente aquellos que trabajan durante horas al frente de una computadora.

Se agrega la cuarentena por coronavirus, generando respuestas emocionales nocivas; desde ansiedad y depresión, hasta incremento de la neurosis y agresividad. Es tema de otro Diálogo.

Hay una nueva gama de patologías que se están presentando en pacientes que acuden a las consultas médicas y que tienen que ver con la forma de vida; sujetos estresados con la influencia de las actividades cotidianas dependientes de las computadoras y teléfonos móviles. Si lo duda, baste que levante la mirada y vea cuántas personas están ensimismadas, observando la pantalla de su "smartphone", aislándose, aturdiéndose, distanciándose de quienes le acompañan.

Desde hace decenas de años fue descrito por los ortopedistas el "Síndrome de Túnel Carpiano" que se caracteriza por dolor en el dorso de la mano, cercano a la muñeca, debido a la inflamación de un nervio que se sobreutiliza al "cliquear" repetidamente y por largos períodos al estar jugando con aparatos electrónicos. Común en niños y jóvenes, que ahora se ha extendido a adolescentes tardíos y algunos adultos.

Los dolores de la columna vertebral también son frecuentes; artralgias y lumbalgias, son causa recurrente para acudir al médico.

La pérdida de la agudeza visual está asociada a la permanencia, por mucho tiempo, observando, trabajando, entreteniéndose, frente a la computadora.

Los oídos sufren por el uso de audífonos, particularmente cuando son utilizados para escuchar música estridente y/o durante períodos prolongados. Los reportes de disminución de la agudeza auditiva de jóvenes, se están transformando en cotidianos.

Ensimismamiento, aislamiento, tendencia a buscar períodos largos de soledad en lugares apartados de las gentes -recámara de muchachos-, llegan a generar estados depresivos y/o ansiosos, además de cambios de conducta, provocando deterioro en las relaciones sociales, laborales y familiares.

Desde el siglo anterior, los investigadores -UdeG- describieron el Síndrome de Burnout -"estar quemado, fundido"- frecuente entre profesionistas jóvenes que enfrentan el reto de encontrar ubicación laboral, en estudiantes, médicos y profesores. Insomnio, trastornos en el carácter, hiperfagia que favorece obesidad, tics nerviosos, pérdida de atención y memoria, son algunos de los síntomas que, por vagos, las personas no encuentran origen y por lo tanto no atienden adecuadamente.

Esas personas, especialmente si trabajan en casa -cada vez más frecuentes- tienden al descuido personal, tanto al vestir como en la higiene corporal; "¿para qué?", es la respuesta frecuente, sin alcanzar a dimensionar el daño emocional y de conducta al mediano plazo. Ya desde antes del encierro por coronavirus, la obesidad por sedentarismo era conocida.

Desde el siglo anterior apareció un texto titulado "Tecnoestrés: El costo de la Revolución Computacional", del psiquiatra Craig Brod, que lo presenta como "Un análisis del impacto dramático de las nuevas tecnologías en nuestra vida en el trabajo, el hogar y el juego; explora los riesgos potenciales para la salud, que van desde emocionales, sociales, mentales y/o culturales por nuestra enajenación con la tecnología informática".

Todas estas nuevas enfermedades tienen un origen común: mal utilizar el desarrollo tecnológico de la humanidad, que habremos de aprender a aprovecharlo, si es que queremos mantener nuestra condición de persona sanamente adaptada al presente.

Lo primero: tener conciencia de que las formas de vivir han cambiado -desde antes del coronavirus- para mejorarnos y que deberemos conocer las consecuencias dañinas para combatir sus efectos llamados secundarios. Tener especial cuidado en educar a los menores.

Segundo: cuidar nuestra condición física, desde la adopción de posturas corporales adecuadas hasta el ejercicio con método correcto. Caminar es insuficiente, a menos que sea Usted mayor; hay que agregar trabajo muscular específico y asegurar el entrenamiento y mantenimiento correcto del corazón.

Tercero: el cuidado mental es importante; administrar el tiempo utilizado frente a la computadora, promover el acercamiento físico -"presencial"- con los demás. También la alimentación adecuada de sí mismo y de los cercanos

Cuarto: Pasada la cuarentena: organizar y/o asistir a reuniones con familiares y amigos, incluso compañeros de trabajo, en términos de responsabilidad personal y social. Sentir y disfrutar el encuentro físico con los demás, alimento del espíritu -la psique según definen los psicólogos y psiquiatras.

Este cambio en la forma de vivir -influyendo el coronavirus- debe orientarse para nuestro bien y aprovechar los avances de la tecnología con visión del humanista. Es logro que mucho le ha costado desarrollar al hombre, a lo largo de su historia.

Busque apropiarse inteligentemente del beneficio de esas nuevas tecnologías, realidades que influyen en nosotros, generándonos calidad de vida, que también empezamos a desvirtuar con el abuso en su manejo.

¿Qué piensa hacer para bien suyo y sus queridos?

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