Ayer se celebró, como cada 30 de abril, el Día del Niño, y como todas las efemérides que se conmemoran entre marzo, abril y ahora en mayo, el festejo de los infantes también tuvo que ser diferente, como todo lo que ha provocado la pandemia del maldito COVID-19. La infinidad de festivales, piñatas y celebraciones que se hacen alrededor de la niñez tuvieron que hacerse en la intimidad de la casa o, en su caso, a través de enlaces virtuales.
En ese tenor, la conferencia de prensa que se celebra todos los días a las siete de la tarde y que es encabezada por el subsecretario de Salud, el doctor Hugo López-Gatell, con el objetivo de dar a conocer las cifras actualizadas del avance de la pandemia, el día de ayer se llevó a cabo de una manera diferente, dando un giro en la mecánica diaria de la misma. Esta vez se dio oportunidad a niños de distintas partes del país de preguntarle directamente al doctor López-Gatell cualquier cosa relacionada con la pandemia. Al final se agradece que se mantenga el ánimo para celebrar a la niñez, máximo tesoro de una sociedad.
Otra buena noticia puede venir. Después del Día del Niño por lógica inicia mayo y, según lo que ha adelantado el Gobierno, si el número de contagios no tiene un comportamiento atípico de las tendencias que hasta ahora han mostrado, se ha anunciado el regreso a clases para el 1 de junio, lo que significaría un levantamiento de la cuarentena aunque sea parcial, que lleva ya más de 6 semanas y que, además de las muertes que ha traído el mal, las cuales hasta ahora rondan las 1,900, según los datos oficiales, y que basado en las mismas fuentes se calcula llegarán entre las seis y ocho mil, el saber que posiblemente estemos en el último mes del claustro debe al menos entusiasmar.
Hay voces menos optimistas que dicen que esto del regreso a clases el primer día del próximo mes no se dará. Yo quiero pensar en el mejor de los casos, que la vida social regrese y que se eche a andar la economía, que ya materialmente está dando ejemplos de que la zozobra está en plenitud y la debacle ya se empieza a vivir.
El Gobierno de la república ha decidido tomar medidas particulares para contrarrestar los efectos de la recesión que ya habían provocado antes incluso de la desolación; se acaba de dar a conocer el desempeño de la economía nacional con una contracción del 1.9 % del PIB), confirmando el quinto periodo de este tipo con crecimiento negativo, algo que no sucedía desde la crisis mundial del 2009, provocado por el colapso del sistema bancario de los países ricos.
Si bien es cierto que aunque ya se sabía que los problemas financieros llegarían, no es lo mismo cuando arriban, como es el caso. A diferencia de lo que piensa el presidente, que la clase empresarial piensa solo y nada más que en lo económico, en mayor o menor medida muchos empleadores no pueden ser indiferentes con sus equipos de trabajo, por lo que resulta ofensivo el trato que profiere Andrés Manuel López Obrador a una inmensa clase empresarial que quiere igual o más a la patria que él.
Así pues, la noticia al inicio de este mes es que las consecuencias y el desempleo empezarán a multiplicarse mucho más rápido incluso que la desgraciada pandemia del coronavirus, pero más vale estar positivos y, aunque sucederá un colapso económico, pensar que el mes entrante habrá al menos las condiciones para empezar a reconstruir el andamiaje económico nacional y que con ello la tasa de desempleo disminuya desde ese momento. A sufrir por ahora y mucho, pero ojalá sea el último mes.
