Columnas la Laguna

IBERO TRANSFORMA

APRENDIZAJES

LUZ MARÍA LÓPEZ MEZA

Según la Real Academia Española, se le denomina aprendizaje al proceso de adquisición de conocimientos, habilidades, valores y actitudes, mediante el estudio, la enseñanza o la experiencia. Todo esto a propósito de la coyuntura por la que estamos atravesando a nivel mundial sobre la pandemia del COVID-19, que nos sitúa en nuevos aprendizajes, nuevas formas de trabajar (home office), nuevas formas de tener conocimiento, nuevas formas de interactuar y/o de relacionarnos. Aprendimos a ser obedientes ante la disposición de las autoridades de quedarnos en casa, después de que se estipulara la suspensión de toda actividad, etcétera.

Este "estar en nuestra casa" nos ha permitido descubrirnos a nosotros mismos, descubrir nuevas habilidades que en nuestra actividad diaria no las habíamos descubierto. Hemos tenido que ser tolerantes con los demás miembros de nuestras casas, tolerantes ante los diferentes distractores que existen en nuestro entorno familiar. También hemos tenido que aprender de nuestras mascotas una nueva forma de convivir con ellas, ya que estaban acostumbradas a otro estilo de vida.

Tenemos que aprender que, ante estos tiempos de incertidumbre saldrán aprendizajes nuevos, es necesario y esencial hacer un alto en el camino y sacar y reflexionar todos los aprendizajes nuevos que nos dejará esta circunstancia.

En este tiempo tenemos que reconocer que como especie humana le hemos fallado al planeta. Estos tiempos nos invita a reflexionar y pensar en las formas que hemos dañado al ecosistema; se ha visto la gran reducción de smog, los mares se ven más limpios, la fauna se asoma en ciudades donde ni siquiera por uno momento pensar que esto ocurriría. Tal vez aprender que nuestro planeta necesitaba un descanso.

¿Será que esta pandemia era necesaria para sensibilizarnos, humanizarnos, ser empáticos con los demás? ¿Era necesario que nuestro planeta descansara? Será que tenemos que aprender más de nuestra casa común que también se enferma, habla, se enoja y deprime. Este estar quieto nos invita también hacer un alto en nuestras vidas, es un momento de darle tranquilidad al planeta, a nosotros mismos, y de mejorar en todos los sentidos.

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