En vez de encender las velas con luz sagrada se conformaron con encenderlas en sus viviendas. (ARCHIVO)
En medio de la pandemia de COVID-19 los griegos celebraron este año la Pascua de resurrección de Jesucristo recluidos en sus casas y con velas en los balcones, en lugar de llenar las iglesias hasta que en la medianoche el párroco pronuncia las palabras de alivio: "Cristo ha resucitado".
La gran mayoría de los ciudadanos siguieron anoche con disciplina las estrictas medidas de confinamiento impuestas por el Gobierno conservador Kyriakis Mitstakis, que en este fin de semana de la Pascua ortodoxa han estado acompañadas de multas aun mas severas.
Como todos los años, la luz sagrada llegó el sábado por la tarde desde el Templo del Santo Sepulcro en Jerusalén, pero en lugar de iniciar su recorrido por todas las iglesias del país, en esta ocasión su viaje acabó en la sede del Patriarcado de Jerusalén en el centro de Atenas.
En vez de encender las velas en la luz sagrada, los creyentes tuvieron que conformarse con alumbrar sus candelas en sus casas.
La tradicional cena de medianoche, la "mayiritsa", confeccionada con la casquería del cordero que se asa al día siguiente, se celebró este año en la mas estricta intimidad familiar.
Lo mismo está previsto para hoy cuando se festeje el almuerzo de la Resurrección. Normalmente lo griegos viajan en Semana Santa a sus pueblos, y el domingo se reúnen con amigos y familiares desde primeras horas de la mañana para preparar juntos el asado.
Debido a la pandemia de COVID-19 y ante el temor de que la gente pudiese romper la cuarentena de cara a la Pascua el Gobierno había ordenado cerrar las iglesias y castigar la salida de las ciudades con multas aun mas severas: 300 euros para el conductor y la retirada de la matrícula durante dos meses.
Las misas se están celebrando a puerta cerrada y desde algunos templos emblemáticos se han retransmitido los oficios para que los creyentes puedan seguirlos desde sus casas.
