COMUNIDAD. Profe. Timy junto al grupo de danza Los Pekes, en el Museo de la Revolución. (EL SIGLO DE TORREÓN / ARCHIVO)
La danza es sin duda el diálogo del cuerpo por excelencia. Una expresión que comúnmente se acompaña de música y coreografías, y que guarda un sentido poético en su discurso. Pero el asunto de la danza popular en La Laguna tiene un ingrediente extra: la devoción.
Durante todo el año, cientos de laguneros se envuelven en nahuillas, ostentan sus penachos, empuñan sus guajes y dirigen sus arcos hacia los altares de iglesias o barrios, mientras dejan las huellas que sus huaraches plasman en el suelo: los pasos que marcan la fe.
Ya sea en los festejos religiosos, aniversarios de ejidos, o en las tradicionales peregrinaciones decembrinas, estas danzas hacen acto de presencia en su faceta de azteca, matlachin, de pluma, o inclusive la danza de los caballitos que es oriunda de Viesca. ¿Quién no reconoce el sonido de la tambora llamando a congregarse, mientras los feligreses desfilan por las principales calles de la región?
Expertos como el profesor Matiniano Esquivel, mejor conocido como el "Profe. Timy", quien desde hace 13 años se ha dedicado a investigar el mosaico dancístico de La Laguna, señalan que las danzas son un elemento clave en el desarrollo de la región, pues han estado presentes desde la fundación de las principales urbes laguneras.
Sin embargo, ante la actual contingencia sanitaria, hoy la vestimenta y la sonoridad de estas expresiones permanecen guardadas en los hogares de algunos de estos danzantes, esperando el momento oportuno de volver a salir y así demostrar su devoción mediante su gran colorido. A continuación, El Siglo de Torreón te comparte algunas fotografías capturadas por esta casa editora, para recordar la importancia de estas tradiciones mientras la fe danza desde casa.
El tradicional grupo de danza Los Bachos en el Museo del Ferrocarril.
Everardo Guerra elabora penachos y guajes en la colonia San Joaquín.
Ezequiel Romero (fallecido el pasado noviembre) fue referente de la danza lagunera.
Armandina Segovia trabaja la vestimenta para la danza de los caballitos en Viesca.
Alicia, Jesús y el párroco del Santuario del Señor de los Rayos, tras peregrinar en la colonia Mijares.
