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Circunstancias

Resistencia en tiempos de crisis

Francisco Pineda

A estas alturas, la mayoría tenemos más o menos una idea sobre el impacto que el virus COVID-19 ha estado causando en muchas sociedades. Mucha gente parece preocupada no sólo por la posibilidad de contagiarse, sino por el impacto socioeconómico que se está viviendo, particularmente en aquellos que han gozado de un ingreso seguro y especifico para vivir tranquilamente, o que están acostumbrados a una vida social activa. Igualmente para aquellos a quienes el aislamiento provocado por las restricciones de la contingencia ya empezó a causar inquietud, y en algunos casos, conflicto a nivel familiar y social. Factores que sin lugar a dudas están generando inestabilidad, caos, o crisis, debido a la falta de contacto social regular, cierre de negocios y servicios sociales esenciales, pérdida de empleos, escasez de productos en las tiendas, el temor de contagio de alguno de sus seres queridos, conflicto con instituciones sociales o gubernamentales, y en general, una sensación de incertidumbre. Reacciones que en mi opinión son naturales y humanas, pero que no dejan de crear problemas.

A medida que la gente ve cambios rápidos en su estilo de vida, parece difícil controlar pensamientos negativos y obsesivos que desencadenan ansiedad, temor, e incertidumbre. Pensamientos generados por escenas dramáticas de enfermedad, muerte, y caos económico transmitidas por los diferentes medios de comunicación, y la sensación de que las medidas de contingencia implementadas son exageradas, lo cual ha estado exasperando a muchos. Al sentirse abrumado por estos pensamientos, el temor y la ansiedad limitan la capacidad de juicio y toma de decisiones, creando así una sensación de desesperanza y soledad, o conductas impulsivas, al buscar la manera de enfrentarse a la nueva realidad. Ante estos tiempos de crisis una habilidad resiliente es necesaria.

La resiliencia es una capacidad de adaptación que muchos individuos o grupos adquieren después de sufrir experiencias estresantes o traumáticas, y como resultado, son capaces de salir adelante a pesar de situaciones de alto riesgo o de desastre, y dolor psicológico. La resiliencia es una habilidad adquirida en donde una persona se da cuenta de pensamientos que son negativos con respecto a una realidad complicada, e intenta hacer algo para remediarlo. También, influye no solo a individuos, sino también a familias y la comunidad.

Resiliencia también se puede explicar como una actitud realista que permite ver fallas como oportunidades de aprendizaje y madurez emocional. Por ejemplo, los casos de personas que son testigos de la pérdida de un ser querido en circunstancias dramáticas, la experiencia de fracaso profesional, maltrato físico o emocional, la noticia de una enfermedad terminal como el cáncer, o un desastre como el que se está viviendo con el coronavirus. La resistencia, supervivencia y motivación para salir adelante ante alguna de estas situaciones traumáticas, serían ejemplos de resiliencia.

Cualquier persona con capacidad de raciocinio y aprendizaje, y fuerza psicológica para tolerar dolor emocional, puede desarrollar resiliencia. Para lograrlo, una persona debe poseer un carácter decidido a enfrentarse al reto, además de contar con algún tipo de apoyo social, o cuando menos, tener algún contacto que inspire confianza, por ejemplo, algún consejero o amistad especial. También, importante es poder visualizar planes realistas de acción que ayuden a solventar la situación difícil, y luego poner los planes en acción.

Como consecuencia de esta pandemia nuestras vidas han sufrido un cambio repentino, ya que de pronto una cultura social diferente, con restricciones inesperadas y aislamiento involuntario ha surgido, lo cual ha sido difícil para muchos que estamos acostumbrados a las comodidades de una rutina. Lo complicado de la situación es que no es posible saber la duración de esta pandemia, lo que genera incertidumbre. Cuando todo esto concluya me pregunto como volveremos a la normalidad, o si nos enfrentaremos a una realidad nueva. Es posible que el tradicional saludo de mano y abrazo, y otras tradiciones y costumbres sociales, se perciban de manera diferente.

De acuerdo a los psicólogos consultados, las experiencias de una pandemia pueden ser manejadas más efectivamente con una buena habilidad resiliente. No es fácil, pero es posible con una buena planeación y organización de nuestras circunstancias, y sobretodo, perseverancia. Es de mucha ayuda contar con las conexiones sociales adecuadas. Es decir, sentir el apoyo de la compañía de alguien de confianza, en persona o virtual, ya que muchas veces la perspectiva de otra persona en el análisis de problemas y toma de decisiones, además del aspecto afectivo, es muy importante. Al final, cabe la posibilidad de que la experiencia sea constructiva. Gracias por su interés en esta columna.

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