En algún momento de nuestras vidas hemos escuchado la frase "cada persona es un mundo", ya sea dicha por nuestra abuela, en alguna reunión familiar o en voz de nuestro mejor amigo al intentar consolarnos de un corazón roto. Esas cinco palabras engloban una verdad no absoluta pero sí certera. Ese mundo del que tanto se habla se refiere a la manera de pensar y actuar de cada individuo, un espacio en el que es casi imposible entrar.
La mente humana es protagonista de múltiples investigaciones, estudios, poemas y películas: entenderla, conocer su funcionamiento, detectar sus fronteras. El ser humano está en constante cambio, así como sus prioridades, ideales y reacciones. Es así, que no existe una ley universal que permita conocer con plenitud por qué las personas piensan, sienten y actúan de cierta manera.
La meditación es una de las tantas formas empleadas para desentrañar los misterios, secretos y aciertos que esconde el pensamiento humano. "Es un acto que ocurre en nuestra mente. Lleva a un estado esencial donde se genera un silencio consciente en nuestro interior, el cual nos permite activar y magnificar nuestros sentidos, para observar de manera más nítida y transparente la realidad que ocurre a nuestro alrededor y en nuestro interior", escribió Humberto Varas en la página Saludterapia.
Al meditar somos capaces de alcanzar un estado de conciencia plena en el que podemos realizar un proceso de introspección que nos brinde la oportunidad de analizar nuestro actuar desde un punto de vista sereno y reconstructivo. Es una práctica ancestral que tomó gran auge durante la última década debido a los beneficios que conlleva.
La meditación reduce el estrés, la ansiedad, la tensión; genera un conocimiento real de nuestras emociones y sentimientos, incrementa la sensación de bienestar y nos ayuda a establecer una visión más profunda de la realidad. Sin embargo, es importante recalcar que tal práctica no es para todos ni en todo momento.
Si quieres comenzar a meditar, ya sea por curiosidad o por necesidad, los siguientes tips te pueden ayudar:
• Encontrar un lugar tranquilo y cómodo. Las distracciones frenan el curso de la meditación, por lo que estar en un espacio libre de ellas es la mejor opción.
• Utiliza ropa cómoda. Algunas maneras de meditar consisten en estar en la misma posición durante un largo tiempo, por lo que emplear prendas en las que no te sientas incómodo será de gran ayuda.
• Concéntrate en tu respiración. Es normal que al iniciar la meditación los pensamientos del día a día nublen nuestra mente, dirigir tu atención hacia el aire que entra y sale por tu nariz te ayudará a concentrarte.
• Enfócate en tu cuerpo. Identificar la manera en la que se infla y desinfla tu pecho, poner atención a cada parte de tu cuerpo, ¿qué sienten tus pies y tus manos?; sé consciente de la gravedad, cómo ésta te mantiene en el piso; concéntrate en la oscuridad al tener tus ojos cerrados, la manera en la que la ausencia de luz te hace sentir.
• Cuida tu postura. Ya sea si estás en el piso o sentando en alguna silla de tu casa, lo importante es en todo momento mantener la espalda recta. Las manos van puestas sobre los muslos y la cabeza un poco inclinada hacia adelante, la lengua va detrás de los dientes superiores pero sin presionar. También puedes meditar en la posición de flor de loto, hincado o con las piernas cruzadas, pero siempre consciente de la rectitud de tu espalda.
• Encuentra tu ritmo. No es necesario que la primera vez que practiques meditación lo hagas durante cuatro horas seguidas, sino que puedes comenzar con simples diez minutos. Te darás cuenta que aunque suene fácil y poco tiempo empleado, en realidad no resulta tan sencillo.
La meditación es una vía para calmar nuestra mente, reencontrarnos con quiénes somos y hacia dónde queremos ir, así como entender el papel que tenemos en el contexto en el que nos desenvolvemos al volverte consciente de ti mismo. ¡Inténtalo!
