Columnas la Laguna

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

"Me da dos condones". Así le dijo Uglicio, el hombre más feo de la comarca, al farmacéutico. Lo vio el de la farmacia y le entregó el par de preservativos. "Aquí los tiene -le dijo-. Pero debo advertirle que caducan en 2025". (Curiosos nombres hay en el argot plebeo para llamar a los condones: impermeable o gabardina, bozal, ángel custodio, Caperucita en carnada, quitasustos, celofán, anticigüeña, don Prudencio, tenmeaquí, implosión demográfica, etcétera). El reverendo Rocko Fages, pastor de la Iglesia de la Tercera Venida (no confundir con la Iglesia de la Tercera Avenida, que permite a sus fieles el adulterio a condición de que lo hagan con cubreboca y gel), dedicó su sermón a hablar en contra del baile. Dijo que era antesala de la fornicación, invento de Satanás para llevar las almas al infierno, ocasión de la cual podían derivar 132 pecados directos y 403 indirectos. Profunda impresión causó en los feligreses la homilía, por lo cual constituyó grande sorpresa para la hermana Sister ver al pastor, acabado el servicio e ida la gente, cometiendo de pie el pecado de la carne con la pianista de la iglesia, a la que tenía recargada contra el piano mientras realizaban ambos aquel acto pasional. Advirtió el pastor la presencia de la hermana y le dijo a manera de justificación: "Pero no estamos bailando ¿eh?". Don Languidio Pitocáido y su esposa fueron a comer a una marisquería. El añoso marido hizo un movimiento en falso y se echó en la entrepierna el coctel que había pedido. "¡Fantástico!" -exclamó feliz la esposa al ver aquello. Le preguntó, mohíno, don Languidio: "¿Por qué te parece fantástico que el coctel me haya caído ahí?". Con otra pregunta respondió la señora: "Se llama 'Vuelve a la vida' ¿no?". La señora se divorció de su esposo, hombre desobligado e irresponsable, y se casó con un hombre mucho más joven igualmente irresponsable y desobligado. "Seguramente voy a tener tantas peleas con él como contigo -le dijo la mujer a su ex marido-, pero él tiene bastante más que tú con qué reconciliarnos". "No entiendo, señor juez -le dijo el acusado al juzgador-. Cuando hacía feliz a una mujer todos hablaban bien de mí. Ahora que hago felices a dos ¡a la cárcel por bígamo!". Doña Chala le comentó a su vecina: "Mi marido se echa dos diarios". "¿Cómo es posible? -se admiró la vecina-. ¡Quién lo viera!". "Sí -confirmó doña Chalina-. 'El Clarín' y 'La Gaceta'". La abuelita de Pepito estaba regando las plantas del jardín. Sentado en el césped chiquillo sacó de la tierra a una lombricita, pero compadecido de ella trató infructuosamente de ponerla otra vez en su lugar. "¡Ay, hijo! -suspiró la señora-. ¡No sé por qué me recuerdas a tu abuelo!". (No le entendí). En el restorán doña Macalota empezó a ver el menú. Su esposo don Chinguetas se apresuró a preguntarle: "¿Qué va a pedir mi regordeta esposa?". El barbero estaba afeitando a su nuevo cliente. Le comentó: "Siempre quise ser cirujano, pero la verdad es que tengo muy mal pulso". El doctor Ken Hosanna examinaba a la exuberante morena a la que había pedido que se quitara la ropa. Frente a la mesa de examen se había formado una larguísima fila de médicos. Le dijo, suspicaz la chica: "Está bien que necesite usted una segunda opinión, doctor, y hasta una tercera, pero esto.". Don Clorilio estaba pensativo. Doña Loretela, su esposa, le preguntó: "¿En qué piensas?". Con acento romántico respondió el señor: "Estoy pensando en la mujer honesta, casta y pura con quien me casé". "¡Ah, miserable! -bufó doña Loretela-. ¡Nunca me habías dicho que tuviste otra esposa antes que yo!". La mujer del piel roja le dijo muy molesta: "Ya sé que te llamas Toro Sentado, pero también hay otras posiciones". FIN.

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