DICHOS DE SOR JUANA
NO HAY PENA EN QUIEN AMA
COMO NO PENAR
La máxima de arriba, aunque es de origen religioso, católico, puede dedicarse en las relaciones amorosas de los humanos. Pertenece a un villancico navideño donde el protagonista es Jesús, recién nacido, y Sor Juana, previendo el futuro en el que Cristo sufrirá por la humanidad, le inventa el cántico en el que una voz entona los siguientes versos: "Déjenle velar / que no hay pena en quien ama / como no penar".
Se trasluce en las palabras de la Décima Musa que el dolor por el amado es testimonio del amor auténtico. De allí que se pueda pensar que lo mismo sucede en las relaciones amorosas de la pareja: si quien ama padece por su amor, ello demuestra que su amor es genuino.
Por otra parte, "materializado" entre los humanos, parece decir que si el sentimiento que se cree amor, no causa pena en quien lo profesa, no es amor. También parece decir que el padecer por esa pasión, es prueba de que es irrefutable el amor en quien lo experimenta y es un testimonio que puede vivir y dar satisfacción en el amante tanto como en el amado.
Que sufra quien siente amor verdadero es comprobación para sí de la realidad de su sentimiento y es comprobación igualmente para el objeto (la pareja) del amor. El sufrimiento por amor, por la certeza que el dolor garantiza, se vuelve motivo de felicidad.
Este implicar los dos sentimientos que son el amor y el dolor es muestra de la inclinación de La Americana Fénix por las dualidades. Es severa la afirmación de su máxima aunque por su origen místico-religioso es verdadera. Pero también entre los humanos podría caber, así que se puede repetir: como Sor Juana dice, "no hay pena en quien ama / como no penar".