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YAMIL DARWICH

La noticia fue grave y tremenda: en La Laguna se presenta un caso de violencia escolar extrema que cobra vidas humanas y la salud de otras, entre ellas un jovencito sumido en el desequilibrio emocional y, seguramente, seria alteración en su esfera psicológica, quien se suicidó luego de matar a su maestra y herir a varios compañeros, incluido un instructor de deporte.

Leer el funesto acontecimiento nos debe llevar a la reflexión y luego acción:

Ante todo, comprender que La Laguna no es un punto geográfico separado el resto del mundo; estamos particularmente influenciados por usos y costumbres del occidente del planeta adonde pertenecemos, que cada día se reconoce estremecido con actos de violencia y eventos antisociales diferentes, siempre acompañados de dolor físico y psíquico.

Ya en otras ocasiones hemos dialogado sobre el bullying escolar y las desatenciones que sufren nuestros menores en La Laguna globalizada, realidad a la que debemos despertar y reaccionar decididamente. ¡No estamos aislados!, y es tiempo de tomar conciencia y, sobre todo, actuar efectivamente ante nuestra realidad mundial.

La influencia, que en ellos es fácilmente alcanzable por su edad e inexperiencia, se ve reforzada por los medios de comunicación moderna, que instantáneamente los tienen informados sobre sucesos y acontecimientos que a ellos les llaman la atención, caso de los constantes actos de protesta violenta que se presentan en escuelas de los Estados Unidos de América. No nos hizo falta mucho tiempo para la imitación, como muestra de los efectos de tal influencia sin control.

El jovencito, según informan, vivía un ambiente de familia monoparental, el fallecimiento de su madre y atendido por la abuela; además gustaba del juego electrónico "selección natural", actualmente bloqueado.

No descarte a los medios tradicionales que hacen lo propio, incluyendo a la caja idiota, que se encarga de informarles permanentemente sobre novedades y el cómo aplicar violencia: desde la narcocriminal, pasando por la antisocial, sin descuidar la continua instigación al ejercicio de la sexualidad prematura. Todas presentadas como manifestaciones de poder y actualidad; "cool", dicen los reculturizados.

Hemos tratado el tema de la soledad que soportan los menores: padres ausentes, presionados por las formas de vida consumista, quienes tienen que separarse de los hijos por largos períodos del día, perdiendo la comunicación con ellos, que debiera ser constante y efectiva. Recuerde que se nos ha advertido que "hay que entregarles tiempo de atención, con más horas y calidad del mismo".

Nuestras escuelas se han dedicado a prepararse para buscar la supuesta calidad académica en sus alumnos y, ante la ferocidad de la competencia, a confundir su esencia: educar, que significa "sacar lo mejor de cada uno".

Así, se han descuidado las materias de formación humana para entregarle horas de clase a las ciencias y la técnica; buscar las mejores imágenes de venta con prácticas de deporte y actividades artísticas, hasta construir instalaciones especiales, en una carrera desenfrenada por ganar inscripciones, pero descuidando los valores, formación cívica y conciencia de solidaridad y subsidiaridad. No excluya a las llamadas "de inspiración cristiana".

Incluya en la reflexión el pobre trabajo que están haciendo las autoridades políticas, que presentan a grupos artísticos y cantantes de moda, educadores de la superficialidad, tratando de generar simpatías entre los posibles votantes, pero descuidando las verdaderas actividades de formación humana, castigando fuertemente o desapareciendo presupuestos a instituciones promotoras de cultura dedicadas a la atención de la salud y las familias. De paso, volviéndole la espalda a organizaciones no gubernamentales que tratan de crear una mejor Laguna.

¿Y aún así nos extrañamos por lo sucedido?

Es evidente la imperiosa necesidad de actuar y ponernos a trabajar por el bien común: directivos y profesores reflexionando en su quehacer con la llamada formación integral; medios, renunciando al dinero de la publicidad permisiva, sumándose al esfuerzo con la creatividad de comunicación de la que son profesionales capaces; padres de familia, haciendo un segundo y de ser necesario otro sobreesfuerzo, hasta encontrar tiempo y medios de comunicarse y atender la soledad de sus hijos, generadora de ansiedad, depresión, hasta violencia extrema, reeducándose como papás contemporáneos. Irónicamente algunos oponiéndose a programas de seguridad y formación sexual.

Todos: haciendo nuestra parte, siendo participativos, atendiendo el problema y, particularmente, exigiendo el buen cuidado de nuestros seres queridos, los menores altamente influenciables.

Como orgullosos laguneros siempre pregonamos nuestra fortaleza para enfrentar retos: del desierto, de productividad, seguridad y calidad de vida. No descuidemos lo más importante: nuestros menores y su futuro. ¿Quién se anima a tomar la iniciativa? ¿Hasta cuándo entraremos en razón?

[email protected]

No tiene desperdicio el mensaje enviado por Javier Martínez, un cibernauta: "Recordemos que no solo es revisarles la mochila… Revisemos sus emociones, sus sentimientos, su ánimo, su autoestima y que vayan a clases siempre con una sonrisa en el alma y la certeza de que los amamos".

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