El obispo Luis Martín Barraza Beltrán envía un emotivo mensaje e invita a todos los laguneros a vivir la Navidad del pesebre.
El obispo de Torreón, Luis Martín Barraza Beltrán, señaló que la Navidad es la fiesta que el Espíritu Santo ha organizado para toda la humanidad.
Indicó que desde la Navidad del pesebre, de la que habla el Evangelio, quiere desearles la riqueza de la presencia de Dios a las sus vidas de todos los laguneros. Dijo que en estos momentos en que otras tradiciones invaden los hogares es bueno recordar que "hay Navidad si hacemos de nuestro corazón 'un pesebre' para que Jesús se encarne en nosotros, con sus sentimientos, palabras y acciones (Fil 2,5)."
Por ello, agradece el testimonio de fe en Dios, comprometida y solidaria con los hermanos, a todos aquellos que hacen de la Navidad su estilo de vida. "Gracias por compartir el pan de la fe y de la dignidad a quienes encuentran en el camino de la vida", señaló el obispo. Destacó que el momento es una oportunidad para recordar que la Navidad es la fiesta que el Espíritu Santo ha organizado para toda la humanidad, montando "el espectáculo" del Dios-con-nosotros. "El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros" (Jn 1,14).
Dijo que el Espíritu Santo es el gran evangelizador que ha anunciado el amor del Padre en la carne y la sangre de Jesucristo. "Tanto amó Dios al mundo que le dio a su hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna" (Jn 3,16).
Su principal deseo es que esta celebración que se realizará en las comunidades "tengan la riqueza de la gloria de Dios, los robustezca con la fuerza de su Espíritu, de modo que crezcan interiormente" (Ef 3, 16).
Declaró que la Navidad es la fiesta de los hijos de Dios "a cuantos lo recibieron, a todos aquellos que creen en su nombre, les dio capacidada para ser hijos de Dios". Enseñó la fidelidad del amor de Dios que funda en cada ser humano una dignidad que nada ni nadie puede destruir, ni el propio pecado: «Nadie podrá quitarnos la dignidad que nos otorga este amor infinito e inquebrantable» (EG 3).
Por esto mismo, denunció que aquellas mentiras de quienes pretextan razones de superioridad frente a sus hermanos y desmintió a quienes usaban a Dios para justificar su posición de privilegio.
El obispo acabó con el mito de la raza superior, citando que "todos ustedes son hermanos" (Mt 23,8) y destacó que muchos de los conflictos librados por Jesús fueron precisamente con quienes, considerándose justos, se sentían superiores a los demás y los condenaban (Lc 18,9-14). "Jesús nos enseñó que todos son nuestros prójimos, sobre todo los que están heridos por el camino (Lc 10,25-37)".
