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Iberdrola y el Cañón de Fernández

A la ciudadanía

GERARDO JIMÉNEZ GONZÁLEZ

La protección y conservación de la naturaleza es un tema de la agenda pública que no es solo responsabilidad de las instituciones gubernamentales, es algo que nos involucra también a las empresas privadas y los ciudadanos. El deterioro que sufren los sistemas naturales es, por principio de cuentas, provocado por quienes formamos parte de estos dos últimos sectores al realizar nuestras actividades productivas y domésticas, correspondiendo al gobierno regularlas para que tengan el menor impacto posible en el entorno que vivimos.

En nuestro país las capacidades institucionales de los diferentes niveles de gobierno son reducidas para llevar a cabo esa regulación, es notorio el escaso interés de los gobernantes por atender la agenda ambiental como se refleja en los raquíticos presupuestos frente a los grandes retos que implica resolver los problemas de este tipo, y uno de esos rubros e la conservación de la naturaleza.

Por ello destaca que una empresa privada, multinacional de capital español en el ámbito de energías limpias, le apueste a destinar fondos para apoyar acciones de conservación de los ecosistemas y la biodiversidad en uno de los espacios protegidos de La Laguna con importantes valores ambientales. Nos referimos a Iberdrola y el Cañón de Fernández.

Este corporativo empresarial privado que tiene operando en la región desde 2005 a través de la planta de ciclo combinado, suscribió en días pasados un convenio de colaboración con el gobierno del Estado de Durango para aplicar recursos privados en un programa de conservación a desarrollarse en el Parque Estatal Cañón de Fernández, programa que será implementado por Pronatura, A.C., asociación civil con amplia experiencia en este ámbito.

El Cañón de Fernández, declarado en 2004 como área natural protegida en la categoría de parque estatal dentro de la legislación ambiental del estado de Durango, por sus atributos biológicos y los servicios ecosistémicos que brinda a la población lagunera, y en 2008 por iniciativa de la asociación civil Prodefensa del Nazas fue reconocido como sitio Ramsar, distinción que se hace a aquellos humedales importantes que reúnen los requisitos establecidos por la Convención del mismo nombre.

Dicha área natural protegida fue seleccionada por Iberdrola como destinatario de fondos privados para implementar un programa de conservación durante cinco años, el cual se centrará en tres aspectos: la protección y conservación de los ahuehuetes o sabinos, árbol emblemático en los ecosistemas riparios que forman parte del bosque de galería en el humedal de este espacio protegido; el control de especies invasoras que compiten con las especies nativas y en la regulación del turismo que practican los visitantes en este lugar, para orientarlo hacia un turismo de naturaleza sustentable.

La mayor población de ahuehuetes de la región se ubica en el Cañón de Fernández, misma que se extiende hacia la parte alta y baja del río Nazas, formando un corredor importante de árboles centenarios y milenarios, los cuales desempeñan un papel fundamental en el ecosistema ribereño; asociado a sauces y álamos conforman el hábitat de una gran cantidad de especies de fauna silvestre que conviven con matorrales desérticos. Las poblaciones de ahuehuetes son claves en la configuración del bosque de galería en esta parte del río, su protección es clave para conservación de este reservorio natural.

Por otra parte y por diversas causas, este espacio protegido sufre la invasión de especies exóticas que compiten y desplazan a las especies nativas. Esto se observa en la ictiofauna, particularmente con los peces que originalmente poblaron y se desarrollaron en el río, gran parte de los cuales han sido desplazados por los peces introducidos en las presas, pero también de plantas como la llamada chicura, el carrizo o el zacate buffel; el control de las especies invasoras es importante para mantener el funcionamiento de los ecosistemas naturales.

El turismo no desordenado que sucede en el Parque Estatal ha sido identificado como una de las amenazas principales, ya que por sus altos valores escénicos debido a que constituye un paisaje singular en la región, atrae una gran cantidad de personas que provocan un impacto negativo en el área, ya sea por los residuos sólidos que deja, la extracción de plantas y animales o el daño que en ellos provocan, obliga a regularlo para convertirlo en un turismo de naturaleza sustentable.

Cada área natural protegida destaca por algún o algunos atributos que le diferencian de otros: Cuatrociénegas destaca por ser un humedal en el desierto donde han sobrevivido algunas especies de ictiofauna (especies acuáticas) y herpetofauna (reptiles y anfibios) emblemáticas como los estromatolitos (microorganismos asociados al origen de la vida), peces y tortugas endémicos (únicos del lugar o de México); Jimulco, destaca por su Isla de Cielo, un bosque templado de encino-pino en medio del desierto, donde es posible aún se refugien especies que no pudieron migrar cuando cambió el clima templado a desértico.

El Cañón de Fernández destaca por asociar un ecosistema acuático por el flujo constante de agua del río Nazas, un ecosistema terrestre ribereño asociado a ese flujo de agua y otro terrestre desértico atrapados entre las paredes de la sierra del Rosario, de ahí la importancia de invertir recursos en su conservación y por lo que este esfuerzo de Iberdrola, Pronatura y el gobierno del estado de Durango debe apoyarse.

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