EDITORIAL Sergio Sarmiento Caricatura Editorial Columna editoriales

Arrecia guerra contra Donald Trump

Actitudes

JOSÉ SANTIAGO HEALY

Mientras en México persiste la pugna entre liberales y conservadores como si estuviéramos en el siglo XIX, en Estados Unidos el bando demócrata afina todas sus lanzas para inmolar a su presidente Donald Trump.

Se trata, sin duda, de una maniobra más electoral que política que sin embargo podría funcionarle a los rivales del mandatario para cuando menos socavar su popularidad y evitar su reelección en las elecciones de noviembre del 2020.

Los demócratas y una buena parte de la sociedad norteamericana se han tomado muy en serio el proceso para alcanzar un juicio político contra Trump -impeachment en inglés- a pesar de que el presunto delito no parece ser grave ni riesgoso para la soberanía y la independencia norteamericana.

Si el aguerrido Trump pidió al presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, que investigara los negocios del hijo del exvicepresidente Joe Biden, fue porque conocía la fama de Hunter Biden, quien ha sido señalado en varias ocasiones de traficar con la influencia de su padre.

En todo caso se trató más de una jugarreta electoral y no de un asunto de estado con mayores consecuencias.

Ocurre además cuando el presidente norteamericano con todo y sus excesos, arrogancia y exabruptos, ha logrado llevar a los Estados Unidos a una estabilidad económica y política por demás envidiables.

El crecimiento de la economía se mantiene arriba del 2 por ciento a pesar de los barruntos de una recesión mundial.

Los índices de las bolsas de Nueva York alcanzaron en las últimas semanas nuevos récords lo que augura mejores tiempos para el primer semestre del 2020.

El terrorismo internacional prácticamente desapareció del mapa, las atentados contra norteamericanos fuera de su país son prácticamente inexistentes.

Aunque no así el terrorismo interno que sigue afectando a las familias y que en casos de crímenes de odio ha sido implicado Trump por su discurso contra las minorías.

Los conflictos bélicos también disminuyeron de manera importante durante el gobierno de Trump, sólo en ocasiones aisladas ocurren acciones armadas en Siria y Afganistán, pero atrás quedaron los horrores y los costos de las guerras del Medio Oriente.

Con todo y altibajos, el inquilino de la Casa Blanca ha cumplido su promesa de contener el flujo de migrantes a su país.

No pudo construir el muro en toda la frontera sur ni tampoco imponer todas las acciones que quiso, pero con la ayuda de Mèxico y de una mayor vigilancia, el cruce de migrantes indocumentados se desplomó en los últimos meses.

Se calcula que el número de indocumentados en territorio norteamericano se redujo de 12 a 10 millones en los últimos años, en buena medida porque miles de mexicanos han regresado al país además del incremento en deportaciones.

No es Trump el gobernante perfecto ni mucho menos, sin embargo sus logros avalan su desempeño y de ahí la pregunta que muchos se hacen: ¿por qué la insistencia de derrocar a un presidente que ha hecho razonablemente bien su trabajo?

Las encuestas dieron un pequeño giro en los últimos dos meses: en septiembre el 55 por ciento de los norteamericanos apoyaba el juicio político y la posible destitución de Trump, sin embargo un sondeo reciente de ABC/Washington Post determinó que el 49 por ciento favorece el "impeachment" contra un 47 por ciento que se opone.

De cualquier manera en caso que la Cámara de Representantes dictamine que existen elementos para enjuiciar al presidente Trump y solicitar su destitución, será el Senado quien tome la determinación final.

Para ello se requieren que dos terceras partes de los senadores voten a favor de la salida del primer mandatario lo que nunca ha ocurrido en la historia de Estados Unidos. Además los republicanos dominan dicha cámara con 53 escaños contra 45 de los demócratas y dos independientes.

No parece, pues, que Nancy Pelosi y sus aliados lograrán destronar a Trump, pero sí podrían conseguir su desprestigio para obligar al partido Republicano a elegir a otro candidato presidencial.

Desde luego la telenovela política apenas arrancó.

EL CASO BOLIVIA...

El asilo político a Evo Morales que en principio sirvió al gobierno de AMLO para desviar la atención de problemas internos, comienza a complicarse. El político boliviano está muy activo en México y organiza el regreso a su país lo que ha molestado al gobierno interino y a quienes no están de acuerdo con los ánimos de poder del presidente renunciado. México podría mediar en este conflicto lo que sería positivo siempre y cuando se mantenga neutral lo que en esos momentos no ha ocurrido.

Comentarios a [email protected]

Leer más de EDITORIAL

Escrito en: actitudes editorial Actitudes

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1644574

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx