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Asunto delicado

No hagas cosas buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

En estos días se está viviendo un momento álgido en la escena. Con 7 días ya de retraso constitucional, aún está en etapa de análisis el Presupuesto de Egresos de la Federación para el año venidero.

Evidentemente este es el primer presupuesto que presenta a la Cámara de Diputados la Administración del presidente Andrés Manuel López Obrador. Si bien es cierto que el presupuesto de este año fue ya aprobado por la actual legislatura de amplia mayoría del partido del presidente y sus aliados, por meros tiempos legales quienes comandaban la Secretaría de Hacienda cuando fue elaborado aún pertenecían a la anterior Administración.

Así pues, ahora en pleno la autodenominada 4T (Cuarta Transformación) está al mando en la elaboración y con mayoría nominal en la Cámara baja para procesarlo y en su caso autorizarlo.

Pero justo ahí surge quizá el primer gran problema. El presidente López Obrador ha dado muestras de que es reticente a negociar nada. Sabedor de que él posee un inmenso poder emanado de la gran mayoría que lo apoyó a él y a los suyos en las urnas, no da espacios reales para la discusión y el debate. Es su opinión y punto.

En estas circunstancias, AMLO en días anteriores se reunió con legisladores de su partido para pedirles que pasaran el presupuesto federal tal cual habría de proponerlo su Administración. Es decir, el primer mandatario dispuso suprimir el debate natural que debe existir en la sede de la representación popular, que es la arena de los diputados, para que al más viejo estilo se impusiera sin siquiera un poco de simulación su voluntad.

Según información publicada, el presidente en esa reunión no recibió un sí al unísono, y antes de prestarse siquiera al diálogo se marchó de la mesa sin siquiera despedirse. López Obrador está proponiendo un presupuesto mucho más centralizado en el que apenas consintió darles a los Estados y Municipios exactamente lo mismo de este año, lo que en términos reales significa una reducción del 3.5 % dependiendo del cierre definitivo de la inflación anual. Esto ata de alguna manera a los diputados que provienen de fuerzas vivas regionales y con las que tienen compromiso, así que la propuesta inicial los haría regresar a sus regiones con las manos vacías, lo que sus respectivos electorados tomarían como una ofensa o, en su caso, una rampante incompetencia de su respectivo legislador, que por primera vez en la historia del México moderno tendrá la oportunidad de reelegirse en 2021.

También hay que señalar que la propia tozudez del presidente tiene su lado muy positivo en el tema. Además de la complicación para los diputados de recibir la orden de que claudiquen en su facultad de análisis del presupuesto, grupos sociales acostumbrados a recibir recursos federales cada año para que estos a su vez los repartan entre los beneficiarios finales han sido confrontados por AMLO, quien correctamente está enfocando las baterías a que todos los programas asistenciales del Gobierno sean repartidos directamente a quienes les son destinados, sacando del camino a decenas de organizaciones con capacidad de movilidad social que suelen extorsionar al Gobierno en turno en aras de obtener dinero de las arcas públicas.

Algunos de estos grupos están bloqueando la entrada al Palacio de San Lázaro, impidiendo que los diputados federales sesionen y en su caso aprueben el presupuesto, por lo que están tratando de chantajear al Gobierno para que ceda y les dé recursos como solían hacerlo con las Administraciones anteriores.

Plausible y de mucho respeto que AMLO los esté enfrentado y no haya cedido a estos viles chantajistas del Gobierno y del dinero de todos los mexicanos.

Sin embargo, el presupuesto que López Obrador está queriendo obtener sí pretende estrangular a los Estados y Municipios, particularmente a los que no son gobernados por Morena. Desde este año estamos viendo problemas serios de recursos como lo que sucede en el estado de Durango, donde la Federación les ha reducido las partidas hasta en un 14 % debido a las reglas que consideran la capacidad de cada Estado en recaudar recursos públicos, por lo que Durango está muy a la saga en el contexto nacional.

El asunto del presupuesto es mucho más delicado que el sainete que se mira por televisión cada año en San Lázaro, particularmente en lo que estamos viviendo en la 4T, donde si bien se observa un muy honorable esfuerzo por eliminar a los coyotes y extorsionadores, haciendo llegar las ayudas a quienes realmente están destinadas, también es claro que la intención es estrangular a las entidades federativas y Municipios para marchar al control total del Estado mexicano.

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