La irritación social que se manifiesta a lo largo y ancho del planeta, tiene hoy día en nuestra ciudad de Torreón un ejemplo notable a raíz del atropellamiento que sufrieron dos menores de edad en un evento de tránsito vehicular, por parte de una camioneta de la Dirección de Seguridad Pública Municipal.
El hecho tuvo lugar el sábado pasado por la noche en la Colonia Zaragoza Sur a donde acudió la patrulla respondiendo a una llamada de emergencia y a raíz de lo acontecido, los agentes de policía que estaban a cargo de la unidad fueron objeto de un intento de linchamiento que por fortuna, quedó en el mal menor que implica la destrucción del vehículo policial, que resultó incendiado por una muchedumbre violenta.
Las víctimas de lo sucedido son dos niños varones primos entre sí, de siete y diez años de edad respectivamente, que viajaban juntos en una bicicleta y a raíz del accidente, fueron ingresados en una institución de salud con heridas de gravedad. Los pormenores del caso a la luz de una pericial en materia de tránsito de vehículos para deslindar responsabilidades, han sido dejadas de lado por las noticias de prensa, lo que resulta explicable en virtud de lo relevante de las consecuencias, que se concretan en el estado grave de los menores, y la reacción extrema de los habitantes de la colonia en contra de los agentes y del vehículo oficial.
El caso merece toda nuestra atención en función de exigir que los niños tengan una buena atención médica y el hecho sea investigado, para el efecto de que todos los actores sociales saquemos conclusiones que produzcan frutos de prevención que abarque la totalidad del espectro. Desde el cuidado que merecen todos los niños de nuestra ciudad por parte de sus padres y demás familiares, hasta la exigencia al Gobierno Municipal, para que aplique programas de capacitación a los agentes de Policía, que contribuyan a evitar accidentes como el que es objeto de comentario.
Respecto a los antecedentes de previsión, el secretario del Ayuntamiento de Torreón cuestionado por la prensa, informa que existen programas de capacitación en el manejo de vehículos a los que se someten los patrulleros de la policía municipal, y asegura que los agentes que intervinieron en el siniestro, fueron debidamente instruidos.
En el escenario descrito con antelación, el Presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Coahuila (CDHEC), Hugo Morales Valdés, anuncia su intervención oficiosa es decir, sin que exista denuncia de por medio, para investigar los hechos y determinar si en el caso, se trata de violación a los derechos humanos. Para justificar su injerencia el propio titular de la dependencia declara que todas las corporaciones policiacas están expuestas a investigación, ante un mal procedimiento o por uso excesivo de la fuerza.
Es difícil encuadrar lo acontecido como caso de brutalidad policiaca, pero es bueno que la CDHEC investigue para deslindar responsabilidades y disipar toda duda, respecto a que en lo acontecido estemos o no frente a la violación de un protocolo de operación sin embargo, el hecho de que los familiares de las víctimas no hayan acudido a la citada Comisión para hacer la denuncia, indica que perciben el suceso como un lamentable accidente.
Lo que corresponde por otra parte es que las autoridades de Tránsito Municipal hagan lo propio y consignen el parte al Ministerio Público, con el objeto de determinar si el tripulante de la patrulla incurrió en delito por imprudencia culpable y si es el caso, se le someta a proceso judicial.
En todas estas vías de investigación y eventual castigo a quién resulte responsable, es necesario que gobernantes y gobernados en Torreón, nos conduzcamos con madurez a fin de que el lamentable caso cuyo comentario nos ocupa, no se convierta en un pretexto para la confrontación estéril, en la que con frecuencia solemos caer.
