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Pasado y futuro de la estructura económica de La Laguna

ÉDGAR SALINAS URIBE

A la fecha, el libro más completo que he releído acerca de la reestructuración económica de Coahuila es "Globalization, regional development and local response: the impact of economic restructuring in Coahuila", publicado en 2005 y cuyo autor es Leendert Andrew de Bell.

El estudio abarca a todo el estado de Coahuila, pero desde una perspectiva regional. En el mismo se describe cómo se adaptaron las regiones de Coahuila a la globalización y se planteó qué se podía esperar de la reestructuración.

Metodológicamente, el autor hizo primero una contextualización histórica de las economías regionales del estado. Posteriormente caracterizó el momento presente (de la investigación) y apuntó al final comentarios acerca del futuro inmediato a la luz de los resultados iniciales de los diversos procesos de reestructuración que identificó.

Entre los elementos que caracterizaron los mejores momentos de crecimiento económico de La Laguna el autor señala los siguientes: Para finales del siglo diecinueve, periodo de mayor auge económico (recuérdese que de 1880 a 1900 la población de la Comarca creció cinco veces su tamaño), la pujante actividad agrícola estaba caracterizada por la gran escala, eso permitió generar rentabilidad y expansión de otros sectores económicos como el comercio y la banca, pues capital regional constituyó incluso banca local.

La inversión se caracterizó por conjuntar grandes capitales regionales de La Laguna con algunos de los más grandes de Chihuahua y Nuevo León. El autor hace referencia a apellidos como Madero, Terrazas, Creel, Milmo, Hernández, Zambrano, González Treviño, Villarreal y Garza entre los mexicanos de estos estados que atrajeron y sumaron inversiones de otros países, principalmente España, Estados Unidos, Irlanda, Alemania, Francia. La bonanza fue imán para la inmigración china, japonesa, árabe, y grandes oleadas del centro occidente de México.

Además de la gran escala, un distintivo de la inversión fue la capacidad de asociación de capitales con lo cual el riesgo fue compartido. A esta alineación del sector privado, se sumaron medidas de política económica y regulatoria propiciadas por el régimen de Díaz que incentivaron la economía local, como el conocido caso de la conexión ferrocarrilera de la línea México- Ciudad Juárez y la Durango-Piedras Negras.

Las políticas de dumping de los Estados Unidos, la irrupción de fibras artificiales y la paulatina caída de la demanda, propiciaron el colapso del reino del algodón en México. La notable actividad agrícola tuvo dos virajes estructurales. Por un lado, la apertura de la producción láctea misma que, a semejanza de su antecesora, tuvo solo en la gran escala posibilidades de crecimiento sostenido que la situaron como la principal cuenca del país. La parte de la producción agrícola en pequeña escala nunca pudo sobrepasar una línea de rentabilidad sostenida y con la eliminación de incentivos, subsidios y créditos hubo de integrarse a la nueva cadena de producción regional.

La globalización de fines del siglo veinte y su cara más notoria, el Tratado de Libre Comercio, obligaron a reconfigurar las estructuras económicas regionales en Coahuila, para entonces ofrecida como una tierra de oportunidades. Para el caso de La Laguna se pensó en reconvertirla en el gran polo de la industria mueblera del país y, aunque hay varios notables ejemplos, han sido insuficientes para desarrollar una cadena de alta generación de empleo y crecimiento asociado.

La reacción más significativa a la globalización y a las necesidades de empleo regional fue la maquiladora textil. En poco tiempo se convirtió en una de las más exitosas del país, pero el auge no sobrepasó tres quinquenios. Ni una ni otra son en la actualidad la promesa que en un momento se consideró para la región.

En resumen, la gran escala, el asociacionismo en la inversión, incentivos regulatorios e infraestructura pública de gran calado para la conectividad, han caracterizado a los periodos de mayor crecimiento económico regional en La Laguna. Con la globalización habría que señalar que el crecimiento sostenido se afianza en los cómos de la vinculación con la economía mundial, es decir, se está vinculado atrayendo inversiones intensivas en capital y valor agregado o intensivas en mano de obra. Las primeras exigen condiciones muy diferentes a las segundas, pero también con resultados mejores.

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Escrito en: editorial Edgar Salinas Uribe

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